Cómo adoptar sin arruinar tu familiaMuestra

Consejo #5 - Espera la soledad

Sin falta, después de cada evento, una mujer espera para hablar conmigo. Los detalles son diferentes, pero el sentimiento es siempre el mismo. ¡Es una madre adoptiva o familiar de crianza que se siente muy sola en sus experiencias, que espera al orador porque, con seis hijos adoptivos, esta mujer cree que finalmente ha encontrado alguien que la entiende!

Debes saberlo, si no lo sabes ya, tus amigos no lo entenderán. Tu extensa familia probablemente no lo entenderá tampoco. Pasarán años antes de que la escuela lo entienda—si es que ellos LO CONSIGUEN EN LO ABSOLUTO. Olvida (y lo siento mucho) las personas con buenas-intenciones en tu iglesia. No esperes que ellos lo entiendan. No pueden. Tampoco lo habrías entendido desde fuera. Lo podrás explicar hasta que estés azul y sin aliento. Les puedes mostrar pruebas. Se las puedes repetir diez mil veces. Tu pequeño grupo se preocupará y se comprometerá a orar por ti–pero mostrarán esa mirada de perrito triste mirándote, que reconocerás como “Estoy escuchando, pero no tengo ni idea de lo que realmente estás diciendo y no sé qué hacer con eso…” Y la soledad , si no lo ha hecho, te envolverá.

Te entiendo.

De hecho, somos un fenómeno tan extraño, que puedo contar con una mano las veces que hemos sido invitados a la casa de alguien en los últimos cinco años. En general, abrumamos nuestro entorno. La mayoría de las personas no sabe qué hacer con nosotros. No estoy segura cuáles elementos son los responsables—el número, la variedad o el nivel de ruido. Simplemente no somos como otras familias.

Lo entiendo.

Honestamente, hubo un periodo donde experimentamos la soledad, incluso desde dentro. Estábamos completamente enfocados en las necesidades especiales de nuestra hija. Estaba consumiendo la vida de todos. Pero no te puedes quejar. Ella no estaba haciendo todo ese daño a propósito. Todo lo que reconocimos fue que estábamos sufriendo. Las niñas estaban sufriendo. Y que apestábamos a adopción.

La soledad puede dejar sin aliento a cada uno de ustedes. Es real. Pero no dejes que te aplaste.

• Mantén abierta la comunicación entre tu familia.
• Practica la hospitalidad – extiende la mano cuando otros no logran alcanzarte.
• Recuerda, puedes ser el único que sepa lo que está haciendo—pero NO estás solo. Tu Dios ve, oye y permanece contigo.