¿Indeciso?Muestra

«Intercambios» En el capítulo trece del libro de Mateo, Jesús comparte una parábola de una línea sobre un hombre que encuentra una parte de una propiedad que no puede rechazar. De algún modo, el hombre descubre un terreno con un valioso tesoro escondido dentro. Reconociendo su valor, el hombre esconde el tesoro otra vez, se va a casa, vende todo lo que posee y vuelve para comprar el terreno. El tesoro valía mucho más que todo lo que el hombre tenía, así que estaba dispuesto a renunciar a todo para poseerlo. Jesús continúa esta historia con otra sobre un comerciante que compraba y vendía perlas. Un día se encontró una perla tan perfecta que tenía que poseerla, así que cambió todo lo que tenía para ello. Estas dos parábolas fueron solo historias que Jesús usó para ilustrar su enseñanza, pero también hubo un joven que fue a Jesús y le preguntó: «¿qué debo hacer para obtener vida eterna?» (NTV). Él no estaba preparado para la respuesta de Jesús. «Vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres [...] Después ven y sígueme.» (NTV) El hombre se fue triste porque él era rico. Renunciar a todo lo que tienes es doloroso. Jesús no nos requiere que renunciemos a nuestros bienes materiales para convertirnos en sus discípulos, pero sí nos pide que consideremos el coste de seguirle. Si decides convertirte en un seguidor de Cristo, tu vida cambiará. Renunciarás a algunas cosas, a algunas personas, a algunos hábitos y a algún tiempo. La gente que da el salto exitosamente son como aquellos hombres en la parábola de Jesús, aquellos que reconocen el valor del intercambio y están dispuestos a renunciar a todo para obtenerlo. Jim Elliot, un famoso misionero en Ecuador en los años 1950 dijo: «No es necio el que da lo que no puede guardar para ganar lo que no puede perder.» Dios te ofrece adoptarte como su hijo, perdonar cada pecado que puedas cometer y permitirte vivir para siempre en el paraíso. No importa a lo que tengas que renunciar, es un buen trato. Oración Dios, me doy cuenta de que seguirte puede acabar costándome algunos placeres temporales. Ayúdame a entender cuánto tengo por ganar por confiarte mi vida.