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Día 03: ¿Quién es el Jefe?

"Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo". (Colosenses‬ ‭3:23‬ ‭NVI‬‬).

Durante mi tercer año en secundaria, decidí trabajar en una tienda. Había trabajado como niñera y había ayudado a mi hermana con nuestro negocio de refrigerios en la oficina de papá. Pero esto era diferente. Tenía un horario que cumplir, un código de vestimenta y un gerente que complacer.

Para ser honesta, era aterrador, pero traté de recordar todas las cosas que mis padres me habían enseñado sobre el trabajo. Llegué a tiempo y siempre di lo mejor de mí.

¿Cómo reaccionó mi jefe? Bien, me apoyaba.

Eso fue muy importante para mí. Aunque mis padres habían apoyado mi trabajo anterior, escuchar "buen trabajo" de un líder que no era uno de mis padres me llenó de satisfacción. Fue espectacular.

Tiempo después, sin embargo, me di cuenta que necesitaba trabajar por algo más que una simple palmada en la espalda del gerente de una tienda. Como creyente, mi trabajo refleja a Dios. Dice mucho sobre quién es Él, o al menos quien yo pienso que es.

Y eso es un cambio de juego para mí.

En su carta a los Colosenses, Pablo nos reta a abordar cada tarea con entusiasmo y energía porque estamos trabajando para Dios. Necesitamos poner nuestro corazón y alma en nuestro trabajo para poder agradarle a Él, no a otro ser humano. Él es nuestro jefe y merece lo mejor.

Padres, el trabajo no es una cosa mala para ustedes o para sus hijos. De hecho, es lo opuesto a lo malo. Nos enseña responsabilidad y prepara a nuestros hijos para el mundo real. Si queremos que nuestros hijos tengan una buena base, enseñarles el valor del trabajo duro es un gran primer paso.

Pero nuestros hijos también necesitan entender el lado espiritual del trabajo. Cuando empiezan a verlo como parte de su caminar con Dios, se convierte en algo más que un T-R-A-B-A-J-O. Sirve como una ofrenda a Él.

Anima a tus hijos a trabajar para su verdadero Jefe y a hacerlo con todo su corazón.