Estoy RotoMuestra

No hay mejor historia que la de uno mismo y, como te conté al principio, yo me crié en lugares donde nadie decía lo que le pasaba; así que yo tomé el mismo ejemplo y no contaba lo que me pasaba. La adolescencia para mí fue dura. ¿Y sabes? La adolescencia es una etapa crucial.

La vida dependerá mucho de tu infancia/adolescencia. ¿Por qué creen que hay adultos que están tan dañados? Porque, seguramente, cuando fueron pequeños, fueron abusados, y no necesariamente sexualmente, sino que también emocionalmente, y no han podido sanar esa herida.

Al igual que tú, yo también pasé por crisis. Puedo contarte sobre mi baja autoestima, de mi timidez, de mi tartamudez, de lo que sufría porque mis compañeros me hacían bullying y yo no contaba nada; prefería callarlo y no molestar a nadie. Puedo contarte del desierto económico que duró más de una década, donde sirviendo a Dios, muchas veces no había que comer, no había ni para pagar un recibo de $2 dólares americanos.

Yo todo eso lo sufría en silencio. Y, ¿Cómo te repusiste?, te preguntarás. Dios, poco a poco, fue sanándome. Pero, ¿sabes? Hoy, ya adulto, también he tenido crisis, y me dí cuenta de que la promesa donde Dios dice que pasaremos aflicciones era cierta.

Hoy, de adulto, aprendí a ser auténtico, a mostrarme tal cual soy, y si lo paso mal a veces, cuando hablo de estos temas, me abro completamente. La gente queda sorprendida al verme, que no soy un modelo terminado, de que Dios aún sigue tratando conmigo. Te puedo contar de lo mucho que me cuesta a veces orar. Ayunar, ni se diga. Puedo contarte que hubo unas ocasiones que yo no quería predicar, me sentía en los suelos. ¿Cómo podía pretender alentar a otro, si yo estaba mal?, me decía a mi mismo.

Yo he ministrado muchas veces con dolor, bendiciendo, y sabía que esa noche no había que comer. Pero no esperé a sentirme perfecto y saludable para ayudar a alguien. Somos barro en las manos del alfarero; todos estamos en proceso, aunque algunos lo nieguen. Pero tranquilo, que su obra contigo será perfeccionada el día que Él Venga a por nosotros.

Sus manos son delicadas, su precisión muy acertada. Sabe excelentemente los ritmos. Conoce muy bien el barro, ya que ha trabajado con eso desde siempre. ¿Qué puedo decirte? Es un artista. Dios es un artista y está preparando su mejor obra de arte, que eres tú.