Una sacudida de gozoMuestra

Pablo y Silas habían sido golpeados hasta que quedaron amoratados y sangrando. Habían desgarrado sus ropas violentamente y estaban necesitando urgentemente atención médica. Ambos, grandes hombres de Dios que estaban viajando por el mundo antiguo, proclamando el evangelio de Jesucristo, fueron echados a una mazmorra y les ataron los pies a un cepo.
Las cárceles romanas eran lugares donde enfermabas mentalmente enseguida; unas pocas noches durmiendo en un lugar tan fétido y oscuro hacían que te volvieras loco. Sentados en la profundidad de la tierra, en un lugar que apestaba a orina y vómitos, los prisioneros recibían sólo una comida por día que consistía en pan mohoso nada atractivo y agua sucia que ya había sido usada por otras cosas inmencionables.
Cada vez que un guardián traía comida, se aseguraba de que el prisionero estuviera en un lugar donde pudiera recibir el mayor dolor y sufrir el máximo posible. Los prisioneros romanos podía estar sentados sobre sus propios excrementos día tras día. Las arañas podían subir, entrar y salir de su nariz mientras que las ratas correteaban libremente por otras áreas íntimas del cuerpo desprotegido del encarcelado.
Alrededor de la medianoche, cuando la mayoría de las personas se rinden a la desesperación y se hunden en la depresión, Pablo y Silas descubrieron el gozo. Lo encontraron en el olor pútrido de la celda y en la humedad y frialdad de la falta de esperanza. Descubrieron el gozo con sus pies atados sin propósito y entre las aguas residuales de su propia existencia.
Eligieron alabar a Jesús en ese preciso momento de sus vidas. ¡Pablo y Silas encontraron gozo! Y ahora... ¿cuál es tu excusa?
Como cristianos, tenemos una responsabilidad... si... incluso un deber divino... de enfrentar lo peor que la vida nos pueda ofrecer con un gozo desafiante.
Cuando eliges romper en una irreprimible alabanza en la medianoche de tu vida, ¡cuidado! El cielo comienza a mover los fundamentos de tu vida para liberarte de las circunstancias que te atan.
Las cárceles romanas eran lugares donde enfermabas mentalmente enseguida; unas pocas noches durmiendo en un lugar tan fétido y oscuro hacían que te volvieras loco. Sentados en la profundidad de la tierra, en un lugar que apestaba a orina y vómitos, los prisioneros recibían sólo una comida por día que consistía en pan mohoso nada atractivo y agua sucia que ya había sido usada por otras cosas inmencionables.
Cada vez que un guardián traía comida, se aseguraba de que el prisionero estuviera en un lugar donde pudiera recibir el mayor dolor y sufrir el máximo posible. Los prisioneros romanos podía estar sentados sobre sus propios excrementos día tras día. Las arañas podían subir, entrar y salir de su nariz mientras que las ratas correteaban libremente por otras áreas íntimas del cuerpo desprotegido del encarcelado.
Alrededor de la medianoche, cuando la mayoría de las personas se rinden a la desesperación y se hunden en la depresión, Pablo y Silas descubrieron el gozo. Lo encontraron en el olor pútrido de la celda y en la humedad y frialdad de la falta de esperanza. Descubrieron el gozo con sus pies atados sin propósito y entre las aguas residuales de su propia existencia.
Eligieron alabar a Jesús en ese preciso momento de sus vidas. ¡Pablo y Silas encontraron gozo! Y ahora... ¿cuál es tu excusa?
Como cristianos, tenemos una responsabilidad... si... incluso un deber divino... de enfrentar lo peor que la vida nos pueda ofrecer con un gozo desafiante.
Cuando eliges romper en una irreprimible alabanza en la medianoche de tu vida, ¡cuidado! El cielo comienza a mover los fundamentos de tu vida para liberarte de las circunstancias que te atan.
Escritura
Acerca de este Plan

La Biblia nos cuenta que "en su presencia hay plenitud de gozo" y que "el gozo de nuestro Señor es nuestra fortaleza." El gozo no es una simple emoción; es un fruto del Espíritu y una de las mejores armas en tu arsenal para luchar contra el desánimo, la depresión y la derrota. Pasa 31 días aprendiendo lo que la Biblia tiene que decir sobre el gozo y fortaleciéndote para llegar a ser un cristiano atrevidamente gozoso.
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Nos gustaría dar las gracias a Carol McLeod por proporcionarnos este plan. Para más información, por favor visita: www.justjoyministries.com
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