7 señales de caminar en el Espíritu SantoMuestra

La unción es un derrame de la vida de Dios sobre nosotros. Es como cuando nuestra copa pasa de estar llena a desbordarse. Cuando caminamos en el Espíritu Santo, Él hace que nuestra copa fluya en la vida de los demás. La unción es el resultado de caminar en una íntima comunión con Él.

El rey Saúl no buscó la unción; la unción lo encontró a él cuando caminaba en sincronía con el Espíritu de Dios. La unción lo habilitó para romper el yugo de los amonitas. Pero cuando persistió con orgullo en su desobediencia al Señor, la unción se le fue, y ahí empezó a luchar en contra, no del enemigo sino en contra del ungido de Dios. Pasó de atraer la unción de Dios por medio de la humildad a atacar a Sus ungidos. Pasó la última parte de su vida tratando de matar a su yerno David, quien representaba lo que un día fue Saúl, lleno y guiado por el Espíritu Santo. 

David no atacó a Saúl, pues el tenía una unción que proteger. Saúl atacó a David porque él ya no tenía unción. Todo hombre y toda mujer de Dios tiene defectos; los personajes bíblicos tenían pecados y debilidades, así como también aquellos que Dios usa actualmente. Cuando honramos al Espíritu Santo en otra persona, no estamos ignorando su humanidad o ignoramos sus defectos. Pero cuando volvemos nuestra misión destruir a otros simplemente porque no estamos de acuerdo con sus estilos de vida o nos da envidia el favor que tienen, acusándolos de herejía, porque no compartimos sus manifestaciones, debemos echarle una mirada profunda a nuestros corazones. ¿Será que la dulce manifestación de la presencia del Espíritu Santo se ha ido de nosotros? Queridos amigos, podemos estar en desacuerdo con alguien sin necesidad de tratar de destruirlo. Nosotros, los creyentes de la Biblia, seguidores de Jesús, llenos del Espíritu estamos todos en el mismo equipo. Cuando atacamos a alguien que está siendo usado por el Señor, no solo estamos perdiendo la unción de Dios sino que también estamos agravando o blasfemando al Espíritu Santo. 

Regresemos a la historia de Saúl. Él atacó a David después de haber perdido la conexión con el Espíritu Santo. Él perdió su autoridad de atacar al verdadero enemigo; en cambio, convirtió al escogido de Dios en su enemigo. Se convenció a sí mismo y a otros que David era un traidor, cuando en realidad, Saúl solo convivía sin el Espíritu. 

Oremos juntos. 

Espíritu Santo, remplaza la oscuridad que hay en mi con Tu apacible luz.