Guía de supervivencia del coronavirus para parejasMuestra

¿Cómo puedo ayudar?

"¡Las ventas de bebidas alcohólica están en auge!" ha señalado un titular de internet.

"¿Viste el informe sobre el uso de la pornografía durante la pandemia?" me envió un amigo.

¿Por qué crees que tanta gente, incluso personas cristianas, recurren al placer de corto plazo durante el coronavirus? Además de la embriaguez e imoralidad sexual, muchos de nosotros somos tentados a cruzar las líneas morales con los gastos online, juegos de azar, videojuegos y comidas. ¿Por qué lo harías? ¿Por qué podría hacerlo tu pareja?

Según expertos, es probable que los adictos recaigan cuando están hambrientos, enojados, solos, cansados, y/o aburridos (HESCA, como algunos lo describen). Tengo el presentimiento de que el acrónimo se aplica a todos nosotros como cristianos.

El coronavirus ha creado un momento particularmente tentador. Muchos de nosotros estamos enojados por las circunstacias en nuestras vidas. El distanciamiento social nos ha hecho solitarios mientras resolvemos problemas de trabajo/iglesia/familia a través de una videollamada que nos ha dejado cansados. Hemos jugado más juegos de mesa que nunca, pero nuestros cerebros están aburridos.

No es tan extraño que el pecado sea atractivo.

Pero ésta es una de las maravillosas bendiciones del matrimonio. A nuestro lado, bajo nuestro mismo techo, hay un compañero. Un ser humano que (1) puede relacionarse totalmente con nosotros y (2) se preocupa profundamente por nosotros. Como Dios dijo originalmente, “Luego Dios el Señor dijo: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada’”. (Génesis 2:18).

Este es uno de nuestros mayores llamados: Ayudar a la persona con la que estamos. 

A diferencia de Dios, nuestra pareja no es todopoderosa. Son débiles, frágiles y facilmente tentados. Sienten el peso de las situaciones que no pueden controlar y la ansiedad de los problemas que no pueden resolver. Es por eso que necesitan ayuda, tanto de Dios como de nosotros.

Entonces, permíteme hacerte dos propuestas:

Primero, haz preguntas honestas, específicas y prudentes a tu pareja. "¿Cómo estás hoy? ¿De verdad?" "Muchos están luchando con esto recurriendo al alcohol, la comida o la pornografía. ¿Cómo ha sido eso para ti?" Cualquiera que sea su respuesta, no te enfades. (Las personas enojadas no son buenos ayudantes). Recuerda que tu cónyugue es un compañero humano, tal vez incluso un hermano o hermana en Cristo, y que necesitan tu ayuda. Ofrécele ayuda. Pregúntale cómo su alma se mantiene bajo toda esta presión.

Segundo, ofrece oración. No puedes chasquear los dedos y arreglar todos los problemas, pero puedes hablar con Aquel que sí puede. Dile que orarás por su lucha. Escribe su petición y promete orar por ello. Ponlo en una nota adhesiva y pégala en el espejo del baño para que ambos lo vean. Aún mejor, ofrécete a orar en ese mismo momento. Gracias a Dios por su misericordia en la cruz. Ruego a Dios por un espíritu de autocontrol.

Eso ayudará. Esto es lo que somos el uno para el otro: ayudantes.

Especialmente en un tiempo como este.