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Extiende tu mano … y toca a alguien

By S. George Thomas

Como un profesional de la pesca de róbalo, Sonny tenía una gran vida viajando y compitiendo en ESPN y comiendo con celebridades en los mejores restaurantes de América. Él estaba en camino a ser un millonario hasta que se hizo adicto al crack y comenzó a vender todas sus cosas—su casa, su bote, su motocicleta Harley… todo.

Sonny terminó sin hogar, viviendo en las calles de Las Vegas. Durante ocho meses se despertó cada mañana y lavó las ventanas de coches. La mayoría de días, lo único que decía era “gracias” cuando las personas le daban una propina. Más tarde, se subía a un bus y cruzaba la ciudad para comprar crack para luego volver a donde dormía en un campo al lado de una iglesia.

Sonny no quería nada que tuviera que ver con Dios, pero un día, entró a la iglesia porque escuchó que podía ducharse, comer algo y obtener ropa limpia. Habían pasado tres meses desde su última ducha, y apestaba tanto que hasta los otros indigentes lo evitaban. Sin embargo, cuando entró a la iglesia, una mujer llamada Michelle—madre de un chico futbolista—vio a Sonny directo a los ojos y le dijo “Parece que necesitas un abrazo.”

En ese momento, Sonny dijo que lo único que quería era ponerse una pistola en la boca y disparar. Miró a Michelle y dijo “tú no quieres darme un abrazo.”

Ella dijo “No … te ves como que necesitas un abrazo.”

A pesar de que olía tan mal, Michelle se acercó a Sonny y lo abrazó. Mirándolo a los ojos le dijo “Jesús te ama.”

Más adelante Sonny dijo “nadie me había abrazado en meses. Me había topado con muchos predicadores, la forma en que todos me trataban y todo ‘lo cristiano’ que había visto en mi vida, nada me habia preparado para este momento de contacto humano genuino.” Mientras veía a Michelle a los ojos, algo se quebró en su corazón.

Sonny se duchó, se puso ropa limpia y tomó una Biblia de la biblioteca de la iglesia. Unas semanas despúes, se arrodilló y oró, “Dios, ya no puedo más. No sé cómo voy a manejar esta adicción. No sé cómo podré seguir adelante, pero rindo mi vida a Ti.”

Cuatro años más tarde … Sonny se casó e inició un negocio. Mientras veía las noticias una mañana, escuchó que el alcalde de Las Vegas quería pasar una ley que prohibía que las personas alimentaran a los indigentes. No podrías darle un bocadillo o un vaso de agua, nada. Cuando Sonny escuchó esto, algo dentro de su corazón dijo “eso está mal.” Así que puso una demanda contra la propuesta del alcalde de Las Vegas

Cuando la queja Sonny llegó a la corte, el juez la vio y declaró “Discriminar contra un grupo específico de personas va en contrá de la constitución." y desestimó el caso.

Así que la razón por la que puedes dar un bocadillo a alguien en las calles de Las Vegas hoy es porque un hombre que alguna vez fue indigente llamado Sonny recibió un abrazo de una madre de un chico futbolista llamada Michelle. Y ambos, al verse en Cristo, fueron transformados para hacer una diferencia en este mundo.

Los Evangelios nos dicen que cuando Jesús se encontraba con alguien que tenía una necesidad, no se quedaba pasivo y sin hacer nada. Siempre respondía activamente extendiendo Su mano y tocando sus vidas, sin importar si su necesidad era física, emocional o espiritual. Y Él nos llama a cada uno de nosotros a seguir Su ejemplo y hacer lo mismo—para ser Sus manos y Sus pies para los que tienen contacto con nosotros cada día.

“Alcanzar” se reduce a eso … es simplemente extender nuestra mano. ¡Imagínate la diferencia que tú puedes hacer si solo le permites a Dios que te use para alcanzar y tocar a todos los necesitados a tu alreadedor!

Si tan solo pudiéramos ser más como [Jesús], el mundo sería transformado.
~ Bono

Versículo de memoria

"Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo, así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos." Mateo 20:26–28