Oraciones PeligrosasMuestra

Envíame a mi

Como pastor por varias décadas, yo he visto de primera mano las peticiones de oración mas intimas de miles de personas. Cada semana, cientos de necesidades inundan nuestra iglesia, desde tarjetas de oración en nuestros servicios dominicales hasta llamadas por teléfono durante la semana o peticiones en linea a través de nuestras redes sociales o la aplicación de nuestra iglesia. Así que no debes estar sorprendido de saber que la frase más común de escuchar cada semana es una que estoy deleitado de cumplir: "Pasto, podría orar por...?"

Yo lo considero un privilegio, un honor, y una responsabilidad alegre el pausar y levantar una necesidad delante del trono De Dios, pidiendo que tenga misericordia, que se mueva, que guiémoslos, que provea, que actúe, que haga un milagro por las personas que yo conozco y amo.Cada semana alguien pide que Dios sane a un ser amado de cancer, ayude a un vecino a encontrar un trabajo, o restaure un matrimonio que esta sufriendo. Estudiantes piden oración para entrar a la universidad de su elección, por ayuda par pagar la universidad, o para manejar el dolor del divorcio de sus padres. Algunas personas oran por un esposo o esposa. Otros piden por ayuda para perdonar a una persona que los lastimo.

Aunque las peticiones pueden variar, las personas están pidiendo que Dios haga algo por ellas o por alguien que aman. Dios, ayúdame. Dios, ayuda a alguien que amo. Señor, yo necesito.....Padre, podrías porfavor....?

Dios, has algo pormi.

Porfavor, escúchame...deberíamos orar así definitivamente.Siempre debemos invitar la presencia de Dios, el poder de Dios, la paz de Dios a que intervenga en nuestras vidas. Deberíamos pedirle a Dios que haga milagros por nosotros. Deberíamos presentar a nuestros seres queridos y recordarnos como Dios puede moverse en sus vidas. Deberíamos buscar al Señor para todas nuestras necesidades.

Pero no deberíamos detenernos allí.

¿Qué tal si en vez de pedirle a Dios simplemente que haga algo por nosotros, oráramos oraciones peligrosas, abnegadas de disponibilidad para nuestro padre celestial?

¿Qué tal si oráramos la oración más peligrosa de todas?

"Envíameme a mi, Señor. Usame a mí."

Isaías oró tal oración de disponibilidad sin reservas en la presencia de Dios. El profeta del Antiguo Testamento relata su encuentro con el Santísimo cuando Dios pregunto, " ¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?" (Isaias 6:8a) Y sin saber los detalles, sin saber cuándo o a donde, Isaias oro esta oración impresionante, que cambia la vida: "—Aquí estoy yo —le dije—. Envíame a mí."(Isaias 6:8b).

Nota que Isaias no pidió ningún detalle. El no lo pregunto a Dios adonde. O cuándo. O qué pasaría. Es por esto que la oración se puede sentir tan peligrosa. "Dios, envíame a mí. Usame a mí. No estoy pidiendo detalles. No necesito saber los beneficios. O si sera fácil. O si lo voy a disfrutar. Debido a quien eres - mi Dios, mi Rey, mi Salvador- confío en ti. Porque eres soberano sobre el universo, yo me rindo mi voluntad a ti, cada parte de mí. Toma mi mente, mis ojos, mi boca, mi oídos, mi corazón, mis manos, y mis pies y guíame hacia tu voluntad. Yo confiare en ti. Dios, mi respuesta es sí. Ahora ¿cuál es la pregunta?"

Imagina si oráramos de esta manera. ¿Estas hastiado de oraciones seguras?¿Estas cansado de vivir para cosas que no importan? ¿Desprecias el cristianismo a medias y tibio? Entonces haz la oración peligrosa.

Aqui estoy, Señor.

Envíame a mi.