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Recordando todo lo que Dios ha hecho

Oración

1 y 2 Pedro

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 <div class="book bkROM">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="ROM.1">
 <div class="label">1</div><div class="ms2">Introducci&#243;n (1,1-17)</div><div class="s1">Saludo</div><div class="p"> 1Pablo, siervo de Cristo Jes&#250;s, elegido por Dios para ser ap&#243;stol y destinado a proclamar el evangelio,#15,19; 16,25; Hch 9,15; 9,15; 1 Co 1,1; Ga 1,15; Mc 1,1.14. 2que Dios mismo hab&#237;a prometido en las Escrituras santas por medio de los profetas, 3acerca de su Hijo, descendiente, en cuanto hombre, de David#9,5; Mt 1,1; Lc 1,32. 4y manifestado, en virtud de su resurrecci&#243;n de entre los muertos, como Hijo poderoso de Dios por el Esp&#237;ritu de santidad. Me refiero a Jesucristo, Se&#241;or nuestro,#Sal 2,7; 110,1; Mt 14,33; 16,16; 27,54; Mc 1,1; Lc 22,70; Jn 1,49; 11,4.27; 19,7; 20,31; Hch 9,20; 2 Co 1,19; Ga 2,20; Ef 4,13; Heb 4,14; 6,6; 7,3. 5de quien he recibido, para gloria de su nombre, el don de ser ap&#243;stol, a fin de que todas las naciones respondan a la fe.#16,26; Hch 9,15; Ga 2,8-9. 6Entre ellas os cont&#225;is vosotros, elegidos para pertenecer a Jesucristo. 7A todos los que resid&#237;s en Roma y hab&#233;is sido elegidos por Dios con amor para formar parte de su pueblo, os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Se&#241;or.</div><div class="s1">Pablo y los cristianos de Roma</div><div class="p"> 8Quiero empezar dando gracias por todos vosotros a mi Dios, mediante Jesucristo, porque en el mundo entero se habla con admiraci&#243;n de vuestra fe. 9Dios mismo, a quien sirvo de todo coraz&#243;n anunciando el evangelio de su Hijo, puede garantizar que pienso constantemente en vosotros. 10Una y otra vez insto a Dios en mis oraciones, a ver si tiene a bien facilitarme el que por fin pueda visitaros. 11&#191;Har&#225; falta que os diga cu&#225;ntas ganas tengo de veros y poder as&#237; comunicaros alg&#250;n bien espiritual que os fortalezca? 12Aunque, en realidad, se trata de animarnos mutuamente con esa fe que vosotros y yo tenemos en com&#250;n.</div><div class="p"> 13No quiero que ignor&#233;is, hermanos, las muchas veces que he intentado visitaros, sin &#233;xito hasta el momento. Abrigaba la ilusi&#243;n de cosechar tambi&#233;n entre vosotros alg&#250;n fruto, lo mismo que en otras regiones paganas, 14ya que me debo por igual a civilizados y a no civilizados, a sabios y a ignorantes. 15As&#237; que, en cuanto de m&#237; depende, estoy enteramente dispuesto a proclamar el evangelio tambi&#233;n entre vosotros, los que resid&#237;s en Roma.</div><div class="s1">Tema central de la carta</div><div class="p"> 16No me averg&#252;enzo del evangelio, porque es poder salvador de Dios para todo creyente, tanto si es jud&#237;o como si no lo es.#2,9-10; Hch 13,46-47. 17Por &#233;l, en efecto, se nos revela la justicia de Dios#1,17: justicia de Dios: Pablo utiliza aqu&#237; el sustantivo griego dikaiosine, traducido tradicionalmente por justicia, del lat&#237;n &#171;iustitia&#187;. Pero este t&#233;rmino propio del &#225;mbito jur&#237;dico latino con sentido vindicativo, no recoge suficientemente toda la riqueza del vocablo griego que tambi&#233;n aporta el car&#225;cter moral de restablecer la relaci&#243;n rota a causa del pecado. As&#237; pues, se trata de una justicia que exp&#237;a o absuelve al culpable y al mismo tiempo lo restablece en la amistad con Dios. Dikaiosine, tambi&#233;n puede referirse a la conducta en el sentido de vida recta. Y en su forma verbal dikai&#243; frecuente en los escritos paulinos, suele traducirse como justificar o declarar justo. No obstante, teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, ser&#237;a m&#225;s preciso traducirlo como absolver de culpa y restablecer en la amistad con Dios. por medio de una fe en continuo crecimiento. As&#237; lo dice la Escritura: El justo por la fe vivir&#225;.#Ha 2,4 (seg&#250;n la versi&#243;n griega de los LXX).</div><div class="ms1">I. Salvados por Dios mediante la fe (1,18&#8211;4,25)</div><div class="s1">Toda la humanidad es culpable</div><div class="p"> 18Se ha hecho manifiesto que la ira de Dios se abate desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de quienes, actuando inicuamente, cierran el camino a la verdad. 19Porque lo que es posible conocer acerca de la divinidad, lo tienen ellos a su alcance, ya que Dios mismo se lo ha puesto ante los ojos.#Sal 19,1; Hch 17,24-28. 20En efecto, partiendo de la creaci&#243;n del universo, la raz&#243;n humana puede descubrir, a trav&#233;s de las cosas creadas, las perfecciones invisibles de Dios: su eterno poder y su divinidad. De ah&#237; que no tengan disculpa, 21pues han conocido a Dios y, sin embargo, no le han tributado el honor que merec&#237;a, ni le han dado las gracias debidas. Al contrario, se han dejado entontecer con vanos pensamientos y su necio coraz&#243;n se ha llenado de oscuridad. 22Alardeando de sabios, se volvieron tan insensatos 23que llegaron a cambiar la grandeza del Dios que nunca muere por im&#225;genes de personas mortales, y aun de p&#225;jaros, de cuadr&#250;pedos y de reptiles. 24Por eso, Dios los ha dejado a merced de sus bajos instintos, degrad&#225;ndose y envileci&#233;ndose a s&#237; mismos. 25Este es el fruto de haber preferido la mentira a la verdad de Dios, de haber adorado y dado culto a la criatura en vez de al Creador, que es digno de ser alabado por siempre. Am&#233;n.</div><div class="p"> 26As&#237; que Dios los ha dejado a merced de pasiones vergonzosas. Sus mujeres invierten el uso natural del sexo y se entregan a pr&#225;cticas antinaturales. 27Y lo mismo los hombres: dejan las relaciones naturales con la mujer y se abrasan en deseos de los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones infamantes, y en su propio cuerpo reciben el castigo que merece su extrav&#237;o. 28Y como no tienen inter&#233;s en conocer a Dios, es Dios mismo quien los deja a merced de una mente pervertida que los empuja a hacer lo que no deben. 29Rebosan injusticia,#1,29: injusticia: algunos manuscritos, aunque no los mejores ni los m&#225;s antiguos, a&#241;aden: lujuria. perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, pendencieros, embaucadores, malintencionados, chismosos,#13,13; 1 Co 5,10-11; 6,9-10; Ga 5,19-21; Ef 5,3-5; 1 Tm 1,9-10. 30calumniadores, imp&#237;os, ultrajadores, soberbios, fanfarrones, da&#241;inos, rebeldes para con sus padres; 31no tienen conciencia, ni palabra, ni coraz&#243;n, ni piedad. 32Conocen de sobra la sentencia de Dios que declara reos de muerte a quienes hacen tales cosas y, sin embargo, no solo las hacen, sino que incluso aplauden el que otros las hagan.</div>
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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="ACT.1">
 <div class="label">1</div><div class="ms2">Introducci&#243;n (1,1-26)</div><div class="s1">La promesa del Esp&#237;ritu Santo</div><div class="p"> 1Querido Te&#243;filo: En mi primer libro me ocup&#233; de lo que hizo y ense&#241;&#243; Jes&#250;s desde sus comienzos#Lc 1,1. 2hasta el d&#237;a en que subi&#243; al cielo, una vez que, bajo la acci&#243;n del Esp&#237;ritu Santo, dio las oportunas instrucciones a los ap&#243;stoles que hab&#237;a elegido.#Mt 28,16-20; Mc 16,12-19; Lc 24,36-51; Jn 20,19-22.26; 21,1-14 (ver Hch 13,31). 3A estos mismos ap&#243;stoles se present&#243; despu&#233;s de su muerte y les dio pruebas abundantes de que estaba vivo, apareci&#233;ndoseles durante cuarenta d&#237;as y habl&#225;ndoles del reino de Dios.</div><div class="p"> 4Con ocasi&#243;n de una comida que tuvo con ellos, les orden&#243;:</div><div class="p">&#8212;No os march&#233;is de Jerusal&#233;n; esperad a que el Padre cumpla la promesa de que os habl&#233;;#ver 2,33; Lc 24,49; Jn 14,15-17; 15,26; 16,7.13-15; Ga 3,14; Ef 1,13. 5porque Juan bautizaba con agua, pero vosotros ser&#233;is bautizados con el Esp&#237;ritu Santo dentro de pocos d&#237;as.#ver 11,16; Lc 13,16 y par.; Jn 1,33.</div><div class="s1">La ascensi&#243;n de Jes&#250;s</div><div class="p"> 6Los que lo acompa&#241;aban le preguntaron:</div><div class="p">&#8212;Se&#241;or, &#191;vas a restablecer ahora el reino de Israel?</div><div class="p"> 7Jes&#250;s les contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;No es cosa vuestra saber la fecha o el momento que el Padre se ha reservado fijar.#Mt 24,36 y par. 8Vosotros recibir&#233;is la fuerza del Esp&#237;ritu Santo que descender&#225; sobre vosotros y os capacitar&#225; para que deis testimonio de m&#237; en Jerusal&#233;n, en toda Judea, en Samar&#237;a y hasta el &#250;ltimo rinc&#243;n de la tierra.#1,22; 2,32; 3,15; 4,33; 5,32; 8,25; 10,39-41; 13,31; 22,15.18.20; 23,11; 26,16.22; Lc 24,48; Jn 15,27.</div><div class="p"> 9Y, dicho esto, lo vieron elevarse, hasta que una nube lo arrebat&#243; de su vista.#Ex 13,21-22; Dn 7,13 (ver 2 Re 2,9-13); Mt 17,5 y par.; 24,30 y par.; 26,64 y par.; Mc 16,19; Lc 24,51. 10Estaban a&#250;n contemplando sin pesta&#241;ear c&#243;mo se alejaba en el cielo, cuando dos personajes vestidos de blanco se presentaron ante ellos#Lc 24,4. 11y les dijeron:</div><div class="p">&#8212;Galileos, &#191;qu&#233; hac&#233;is ah&#237; plantados mirando al cielo? Estad seguros de que el mismo Jes&#250;s que ha sido arrebatado de entre vosotros para subir al cielo, igual que lo hab&#233;is visto ir al cielo, volver&#225;.#Mt 24,30 y par.; Lc 21,27; Ap 1,7.</div><div class="s1">Elecci&#243;n del sucesor de Judas</div><div class="p"> 12Regresaron entonces a Jerusal&#233;n desde el llamado monte de los Olivos, lugar cercano a la ciudad, de la que distaba el trayecto que se permit&#237;a recorrer en s&#225;bado. 13Cuando llegaron, subieron al piso en que se alojaban; eran Pedro, Juan, Santiago, Andr&#233;s, Felipe, Tom&#225;s, Bartolom&#233;, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Sim&#243;n el Zelote y Judas, hijo de Santiago.#Mt 10,2-4 y par. 14Todos estos, junto con las mujeres, con Mar&#237;a la madre de Jes&#250;s y con los hermanos de este, oraban constantemente en &#237;ntima armon&#237;a.#Mt 12,46; 13,55; Mc 3,31; 6,3; Jn 2,12. 15Uno de aquellos d&#237;as, Pedro, puesto en pie en medio de los hermanos, que formaban un grupo de unas ciento veinte personas, habl&#243; como sigue:</div><div class="p"> 16&#8212;Hermanos, ten&#237;a que cumplirse lo que el Esp&#237;ritu Santo anunci&#243; de antemano en la Escritura por medio de David, referente a Judas, el gu&#237;a de los que detuvieron a Jes&#250;s. 17Era uno de los nuestros y hab&#237;a tomado parte en nuestra tarea. 18Pero despu&#233;s, con el producto de su delito, compr&#243; un campo, se tir&#243; de cabeza desde lo alto y revent&#243; por medio, desparram&#225;ndose todas sus entra&#241;as.#Mt 23,1-10 (ver 27,3-10). 19Este suceso se divulg&#243; entre todos los habitantes de Jerusal&#233;n, por lo cual llamaron a aquel lugar, en su propio idioma, Hac&#233;ldama, es decir, &#171;campo de sangre&#187;. 20Todo esto est&#225; escrito en el libro de los Salmos:</div><div class="b"></div><div class="q"> Que su mansi&#243;n se vuelva un desierto</div><div class="q"> y no haya quien habite en ella.</div><div class="b"></div><div class="p">Y tambi&#233;n:</div><div class="b"></div><div class="q"> Que otro ocupe su cargo. # 
 Sal 69,25; 109,8. </div><div class="b"></div><div class="p"> 21Se impone, por tanto, que alguno de los hombres que nos acompa&#241;aron durante todo el tiempo en que Jes&#250;s, el Se&#241;or, se encontraba entre nosotros#Lc 1,2; Jn 15,27., 22desde los d&#237;as en que Juan bautizaba hasta que fue arrebatado de nuestro lado, se agregue a nuestro grupo para ser con nosotros testigo de su resurrecci&#243;n.#1,8.</div><div class="p"> 23As&#237; que propusieron a dos: a Jos&#233;, llamado Barsab&#225;s, y apodado &#171;el Justo&#187;, y a Mat&#237;as. 24Luego hicieron esta oraci&#243;n: &#171;Se&#241;or, t&#250; que conoces a todos en lo &#237;ntimo de su ser, manifiesta a cu&#225;l de estos dos has escogido 25para que ocupe, en este ministerio apost&#243;lico, el puesto del que reneg&#243; Judas para irse al lugar que le correspond&#237;a&#187;. 26A continuaci&#243;n echaron suertes, y le toc&#243; a Mat&#237;as, quien fue agregado al grupo de los otros once ap&#243;stoles.</div>
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