No pierdas el corazón por Jason MeyerMuestra

Qué hacer cuando sientes que Dios está ausente

El hecho de que Dios a veces parezca pequeño no es el único problema que enfrentamos. A veces Dios parece estar muy lejos o muy alejado de nuestras vidas. Buscamos desesperadamente la presencia de Dios en nuestras vidas, pero parece que no podemos encontrarlo. Se siente distante o incluso ausente.

Un buen amigo mío tuvo que enfrentarse a las desgarradoras realidades del cáncer. La quimioterapia, la caída del cabello, las náuseas, la fatiga, la incertidumbre de la vida, las facturas médicas y el dolor constante afectaron su lucha por la esperanza, pero dijo que la lucha más difícil de todas fue atravesar estas cosas. con un sentido doloroso de la ausencia de Dios a veces. La sensación de que Dios no estaba allí para él en sus luchas era mucho peor que todas las demás cargas combinadas.

Dios va directo al grano al abordar esa mentira en el libro de Isaías. Muchos de nosotros hemos luchado exactamente con la misma queja que los israelitas expresaron en el capítulo 49. Escucharon a Isaías declarar que Dios era poderoso y sabio, pero dudaron de Su presencia. Se sintieron abandonados, por lo que gritaron angustiados: “El Señor me ha desamparado; mi Señor se ha olvidado de mí” (Isaías 49:14).

Dios continuó asegurando al desesperado pueblo de Israel con esta hermosa imagen verbal: “He aquí, te tengo grabada en las palmas de mis manos” (49:16). Era bastante común en el mundo antiguo que el nombre de un maestro fuera tatuado en su sirviente.

Pero es con este punto que el poder del evangelio supera todas nuestras expectativas. Nunca vería uno el nombre de un sirviente tatuado en su amo. Eso pondría al amo en el papel de sirviente, y ¿quién podría imaginarse a un amo dedicando su vida a servir?

Los cristianos imaginan un maestro así, porque el Gran Rey del cielo se hizo siervo para salvar a Su pueblo. El enemigo de tu alma, Satanás, te alimenta con medias mentiras. Él se deleita en poner tu pecado en tu cara y dejarte derrotado, no te pongas de acuerdo con esa mentira. “Dios dio vida juntamente con Él, habiéndonos perdonado todas nuestras ofensas, al cancelar el registro de la deuda que estaba contra nosotros con sus demandas legales. Esto lo apartó, clavándolo en la cruz” (Col. 2:13–14).

Comprueba la puntuación. Como hijo de Dios, ya no llevas tus pecados. Dios te lo quitó “tan lejos como está el oriente del occidente” (Sal. 103:12).

¿Ves la grandeza de Dios en la cruz de Jesucristo?