Reconecta tu corazón: 10 días para combatir el pecadoMuestra

Nuestros corazones necesitan a Dios

Este es el décimo y último día de nuestro estudio del “corazón”. Después de todo lo que hemos visto, hay una pregunta final que debemos hacer. ¿Podemos cambiar nuestros propios corazones?

¿Somos capaces de hacer el trabajo interior de transformación del corazón necesario para seguir a Dios, adorar a Jesús y escuchar al Espíritu? La respuesta es no.

Encontramos una declaración muy extraña en el libro de Deuteronomio después de que Dios le dio al pueblo de Israel todas las leyes que debían observar para permanecer en comunión con Él.

“Pero hasta el día de hoy el Señor no les ha dado un corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír” (29:4).

Israel no podía entender las cosas de Dios, ni podían realmente escuchar Sus mandamientos de tal manera que los obedecieran. ¿Por qué? Porque sus corazones no estaban bien.

Después de este versículo, Dios les dice que, en un futuro cercano, van a romper Su pacto y caerán bajo Su ira. Y efectivamente, mientras leemos el resto de la Biblia, nos damos cuenta de que esto es exactamente lo que sucede.

¿Qué esperanza tenían? ¿Qué esperanza tenemos nosotros? Si no podemos seguir los mandamientos de Dios y mantener una relación correcta con él, ¿qué podemos hacer?

Necesitamos corazones nuevos.

Afortunadamente, en el siguiente capítulo de Deuteronomio, Dios hace la promesa de reparar nuestros corazones. Este es nuestro texto de hoy.

Dios dice que circuncidará nuestros corazones, para que lo amemos. Dios mismo debe y realizará una cirugía interna en nosotros. Él cambiará nuestros corazones.

Esto es lo que Jesús hace por nosotros a través de la obra del Espíritu Santo. Si has puesto tu fe en Jesús y en Su Evangelio, entonces ya has experimentado parte de este trabajo. No podemos creer en Jesús sin esta obra interior del Espíritu Santo.

Dios continúa trabajando, también, en nosotros todos los días. Él opera en nuestros corazones diariamente. Y el punto de la operación se nos dice en este versículo: que podamos amarlo con todo nuestro corazón.

¿Quieres cambiar tu corazón? Llama a Dios y pídele que lo cambie. Solo Él puede hacerlo.

La única otra cosa que puedes hacer es poner todo tu amor en Dios a través de Cristo. Considera todo lo que ha hecho por ti en la cruz. Piensa en el hecho de que Él regresará para morar contigo para siempre. A medida que crezca tu amor por Dios, tu corazón seguirá cambiando.

Regocíjate en el Evangelio, y Dios reconfigurará tu corazón.

Para obtener más información sobre esta idea, lo invito a consultar mi libro “Reconfigura tu corazón”.