La importancia de la experiencia: la guía de los sobrevivientesMuestra

Sufrimiento antes de la elevación

Cuanto más me daba cuenta de que había soportado algunas cosas terribles, más me hacía la limitada pero poderosa pregunta. 

¿Por qué? 

Como una niña insistente, pregunté implacablemente porque luchaba para comprender el razonamiento detrás de haber sufrido algunas de las cosas que he sufrido.

Como el pobre José, todo lo que hice de niña fue soñar y acurrucarme a mamá. Pero, justo debajo de las narices de mis padres, me embarqué en uno de los viajes más difíciles de mi vida. Uno que llamé de “la prueba a la victoria”. 

Aunque esta historia es un poco diferente, creo que aún podemos aprender algo de su viaje. El favor que José tenía y que su padre le mostró tocó una fibra de envidia en el corazón de sus hermanos. 

Tanto así, que lo secuestraron, lo vendieron y mintieron sobre su muerte. ¡Matar, robar y destruir nuestro destino es el plan del enemigo! El proceso es parte de tu propósito. Lo que has soportado, lo que José soportó, te convierte en un resultado tangible para otros, que ellos también pueden vencer. La satisfacción llega cuando nos damos cuenta de que Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia. 

La meta de Satanás es arrebatarnos todo lo bueno. Pero, cuando tomamos la decisión de ser victoriosos, llegamos a la cima. Una vez que tomé la decisión de ganar, lo hice. Puse todos mis “porqué” a un lado y le di lugar a Dios para iniciar el proceso de reconciliación y paz. 

Para aceptar la confusión que sufrí, el viaje del sufrimiento a la elevación no se trata de mortificarse sobre si fue tu culpa o qué podrías haber hecho para cambiar algo. Se trata de reconocer que Dios usará lo que trató de quebrantarte para elevarte. 

Mediante la oración, el consejo y la transparencia, esos momentos revelarán lo que realmente son: peldaños hacia la sanidad. 

La joya de Becca

La elevación vino después del sufrimiento. Solo entendemos realmente el porqué una vez que hemos llegado al otro lado. Pero, en medio de lo que sea que estés atravesando, siempre trata de mantener una actitud de gratitud. Agradece a Dios sin importar la estación en la que te encuentres. Tu porqué puede ser justo ahora, pero no durará para siempre.