Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

HEBREOS 8

8
Imperfección del antiguo culto#8.1-6 En Heb 8.1–10.18 se analiza cuidadosamente el oficio de Jesús como verdadero sumo sacerdote. Véase 2.17 n.
1Lo más importante de cuanto estamos diciendo es que nuestro sumo sacerdote es de tal naturaleza que se ha sentado en el cielo, a la derecha del trono de Dios,#8.1-2 Cf. Sal 110.1. Se recogen ambos temas del salmo: rey (a la derecha del trono de Dios) y sacerdote (v. 2; Sal 110.4), aplicándolos a Jesús. Véanse Heb 1.13 n. y 2.17 n. 2y oficia como sacerdote en el verdadero santuario,#8.2 Santuario: lit. tienda, con referencia a la tienda del encuentro (o tabernáculo), como figura del santuario verdadero (véase 8.3-5 n.); cf. Ex 26. construido por el Señor y no por los hombres.
3Todo sumo sacerdote es designado para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que Jesucristo también tenga algo que ofrecer.#8.3 Tenga algo que ofrecer: Véase Heb 7.27 nota s; cf. Heb 10.10. 4Si él estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, pues aquí ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas dispuestas por la ley de Moisés. 5Pero ellos prestan su servicio valiéndose de cosas que no son sino copia y sombra de lo que hay en el cielo.#8.3-5 Copia y sombra: Cf. Heb 9.11,23-24; 10.1. Cf. también Ex 25.40. Jesucristo y el verdadero santuario (8.2 n.) son las realidades invisibles prefiguradas por los sacerdotes y el santuario físico del AT; el nuevo pacto (v. 7) es la realidad prefigurada por el pacto antiguo. Y sabemos que son copia porque, cuando Moisés iba a construir el santuario, Dios le dijo: “Presta atención y hazlo todo según el modelo que te mostré en el monte.” 6En cambio, nuestro sumo sacerdote, oficiando un culto mucho mejor,#8.6 Mejor: Véase Heb 7.19 n. ha unido a Dios y los hombres mediante un pacto mejor,#8.6 Mediante un pacto mejor: Heb 9.15; 12.24; véase 1 Ti 2.5 nota e. Se acentúa la superioridad de Jesucristo. basado en mejores promesas.
Imperfección del primer pacto
7Si el primer pacto#8.7 El primer pacto: o alianza que Dios concertó con el pueblo de Israel en el monte Sinaí (v. 9; cf. Ex 19–20; 24.3-8). hubiera sido perfecto, no habría sido necesario el segundo. 8Pero Dios encontró imperfecta a aquella gente, y dijo:
“El Señor dice: Vendrán días
en los que haré un nuevo pacto con Israel y con Judá.
9Este pacto no será como el que hice con sus antepasados,
cuando los tomé de la mano
para sacarlos de la tierra de Egipto.
Como ellos no cumplieron mi pacto,
yo los abandoné, dice el Señor.
10El pacto que haré con Israel
después de aquellos días
será este, dice el Señor:
Pondré mis leyes en su mente
y las escribiré en su corazón.
Yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.
11Ya no será menester que unos a otros,
compatriotas o parientes,
tengan que instruirse para conocer al Señor,
porque todos me conocerán,
desde el menor hasta el mayor.
12Yo les perdonaré sus maldades
y no me acordaré más de sus pecados.”#8.8-12 Jer 31.31-34 (cf. Heb 10.16-17).
13Cuando Dios habla de un nuevo pacto es porque ha declarado viejo al primero; y a lo que está viejo y anticuado, poco le falta para desaparecer.

Actualmente seleccionado:

HEBREOS 8: DHHE

Destacar

Compartir

Copiar

None

¿Quieres tener guardados todos tus destacados en todos tus dispositivos? Regístrate o inicia sesión

YouVersion utiliza cookies para personalizar su experiencia. Al usar nuestro sitio web, acepta nuestro uso de cookies como se describe en nuestra Política de privacidad