Manantial de vidaਨਮੂਨਾ

Dios es nuestra roca.

En momentos de dificultad se descubren muchas cosas. Una de las cosas que se descubren es el nivel de dependencia espiritual que tenemos. El que confía plenamente en Dios vive de acuerdo con el pensamiento del salmista que decía: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor” (Sal. 40:1). Esto no quiere decir que no haya momentos en que sentimos desfallecer. Estos momentos llegan, por muy espirituales que seamos; no debemos sentirnos avergonzados si pasamos por esta experiencia. Pero cuando nuestra carne y nuestro corazón desfallecen, allí recordamos que hay un Dios que es nuestra roca, la cual nos sostiene y no nos dejará perecer. Es, allí, donde recordamos que Dios es nuestra porción, nuestro sustento para siempre. Hoy más que nunca debemos recordar que nosotros somos hijos de Dios, por tanto, el bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida, y en la casa de Jehová moraremos por largos días.