Al Lado Del LeónSampel

  

Un León Vencedor

Cuando hablamos de Jesucristo como león, la imagen que viene a nuestra mente es la de un león colosal, majestuoso, imponente, cuyos ojos irradian autoridad y dominio. Ese león no es otro que el León de la tribu de Judá. El único “digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apoc. 5:12 RV60)

Este león es Cristo el Señor. Así, que de la misma manera que somos advertidos para que estemos firmes contra las asechanzas del diablo, también nos ha sido revelado que, “Si Dios está a favor de nosotros, ¿Quién podrá ponerse en nuestra contra?” (Rom. 8:31b NTV) Jesucristo, el Vencedor, el León de la tribu de Judá está en nosotros y con nosotros. 

Cuando tenemos la certeza de que Cristo es nuestro Salvador, cuando amamos Su Palabra y vivimos en obediencia, podemos tener la confianza de que no estamos al descubierto, ni en peligro de ser devorados por el enemigo. 

Por esta fe, “los justos son tan valientes como el león” (Prov. 28:1 NTV). Ahora somos nosotros los leones, nos sentimos fuertes en Él, nos sabemos vencedores en Él, el que ruge con gran poder, por encima de cualquier otro rugido, es el que nos llamó y nos salvó. 

No estamos en medio de la selva solos, somos leones acompañados, protegidos y guardados por el Rey de Reyes y Señor de Señores, el Gran León de la Tribu de Judá, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Jd. 1:24-25 RV60)

¡A Dios sea la gloria!