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Es fácil compararnos con los demás, ¿no es así? Apenas podemos mirar alrededor de una habitación sin encontrarnos a nosotros mismos pensando en cómo nos comparamos con las personas que nos rodean. Pero todo lo que realmente hace la comparación es amenazar con distraernos de la verdad. En lugar de ver lo que otra persona está haciendo, este Proverbio nos recuerda que debemos mirar hacia Dios y con firmeza. Cuando nuestros ojos estén fijos en Él, podremos enfocarnos en el camino que tenemos frente a nosotros en lugar de en lo que sucede a nuestro alrededor. Escribe este versículo y colócalo en algún lugar donde lo veas a menudo esta semana. Cada vez que lo veas, toma un segundo para fijar tus ojos en él y léelo como un recordatorio de donde quiere Dios que esté nuestro enfoque.