Dios en El SilencioMuestra

Si yo estuviera en tu lugar

"También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; podría juntar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover mi cabeza" (Job 16:4 - RVR1960).

La verdadera compasión nace cuando cambiamos de lugar.

Job hace una declaración poderosa: si él estuviera en el lugar de sus amigos, podría hacer lo mismo. Podría juzgar, hablar, mover la cabeza con desaprobación. Pero no lo haría. Porque el dolor cambia la perspectiva. Porque estar en el lugar del otro transforma el juicio en compasión.

Este versículo nos enseña que la empatía no es natural: se elige. Job no quiere venganza, quiere comprensión. Y al decir esto, revela el corazón de Dios: un Dios que se hizo hombre, que se puso en nuestro lugar, que no nos juzgó desde lejos (Hebreos 4:15).

El silencio de Dios no es indiferencia: es identificación. En Cristo, Dios se puso en nuestro lugar. Y aunque no siempre responde como esperamos, siempre nos acompaña como nadie más puede hacerlo.

Este pasaje nos llama a ser como Cristo: a ponernos en el lugar del otro. A no hablar desde la distancia, sino desde la compasión. A entender que el dolor ajeno merece respeto, no análisis.

¿Estás dispuesto a cambiar de lugar antes de emitir juicio?