Más que plata y oro

Hechos 3:3–6 (RVR1960):
“Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”

Cuando el hombre cojo pidió dinero a Pedro y a Juan, probablemente esperaba unas pocas monedas. Lo suficiente para sobrevivir un día más.

Una pequeña venda sobre una herida profunda. Alivio temporal, pero sin transformación. Sin embargo, Pedro y Juan tenían algo mucho mejor. No poseían plata ni oro, pero tenían el Nombre de Jesús.

Aquí aprendemos algo esencial: las necesidades más profundas de las personas no siempre son materiales. El hombre cojo pensaba que necesitaba dinero, pero en realidad necesitaba restauración espiritual. Dios sabía que, a través de la sanidad, ese hombre llegaría a conocer la gracia de Jesús y sería salvo.

Dios no está en contra de suplir nuestras necesidades físicas o materiales. Filipenses 4:19 nos recuerda que Él suplirá todo lo que nos falte conforme a Sus riquezas en gloria.
Pero Su mayor deseo es hacernos espiritualmente nuevos. Que ninguno se pierda, sino que todos tengan vida eterna.

Pedro y Juan no se sintieron culpables por no tener dinero que ofrecer. Al contrario, dieron algo mucho más valioso, algo que trajo transformación: la autoridad de Cristo.

Con demasiada frecuencia, nos enfocamos en lo que no tenemos:
No tenemos suficiente dinero. No tenemos suficiente influencia. No tenemos suficiente habilidad. Pero en Cristo ya tenemos todo lo que nosotros (y los demás) realmente necesitamos.

El hombre cojo pensaba que necesitaba monedas.
Dios sabía que necesitaba fuerza en sus piernas para poder acercarse a Él.

Muchas personas ni siquiera saben qué pedir.
Por eso es tan importante vivir guiados por el Espíritu Santo, escuchar lo que Dios desea dar a otros a través de nosotros. Solo así podremos realmente ayudarlos.

Reflexión
¿Qué ofreces a las personas? ¿“Plata y oro” como una solución fácil, o a Jesús, la verdadera Fuente de sanidad y vida?

Oración
Señor, abre mis ojos para ver más allá de lo que percibo. Enséñame a suplir las verdaderas necesidades de los demás dándoles Tu Palabra viva. Amén.