DIOS ES NATURALMENTE SOBRENATURALMuestra

Día 6 – Piel para Sentir

La piel es el primer lugar donde ocurre el contacto. Una simple caricia puede calmar, una herida puede doler por semanas, y una cicatriz es capaz de contar historias sin necedad de palabras. Todo lo natural, tiene reflejos en lo espiritual

El tacto es el primer sentido en desarrollarse. Antes de poder ver, oír o hablar, el feto ya puede sentir. Desde la semana 8 de gestación, la piel ya responde al tacto. Es el primer sentido en despertar vida.

Antes de que sepas orar, predicar o servir… Dios te lleva a sentir. No con emociones pasajeras, sino con un corazón sensible a su voz y su presencia. (Jeremías 1:5)

La piel te protege sin que lo notes. Tu piel es una barrera invisible que bloquea bacterias, virus, contaminación, químicos, radiación UV… y tú ni te enteras.

La presencia de Dios es nuestra piel espiritual. Hay cosas de las quenos protege sin que lo sepamos. Situaciones que no pasaron, ataques que no llegaron, enfermedades que no te tocaron… Él ha sido una barrera invisible en tu vida. (Salmos 121:7)

La piel detecta el más leve toque. Algunas zonas de la piel, como la yema de los dedos o los labios, pueden detectar presiones casi imperceptibles. Es lo que nos permite distinguir entre una caricia suave y una picadura.

Así como la piel reconoce lo más leve, Dios también percibe el más sutil toque de tu fe. No necesitas gritarle a Dios para que te escuche. A veces basta una lágrima, un suspiro, un acto de rendición. (Marcos 5:27-29)

La piel comunica sin hablar. Te pones rojo cuando te avergüenzas, sudas si tienes miedo, se te eriza la piel con música que te llega… La piel expresa lo que las palabras no pueden.

Tu espíritu también habla, sin palabras.Tus actitudes, tu presencia, tu forma de amar, de perdonar o reaccionar… hablan del Jesús que llevas dentro. (2 Corintios 3:3)

Te invito a orar conmigo:

Papá hazme sensible otra vez. Quiero volver a esa parte de mí donde un suspiro tuyo me estremecía. Tócame con tu presencia.No con palabras, sino con un roce. Hazme sensible a tu toque, déjame sentirte, Amén.

Aplicación práctica:

1. Pausa para sentir
   Tómate 2 minutos. Cierra los ojos y enfócate en:
   – el aire en tu piel,
   – tu respiración,
   – tu corazón latiendo.
   Luego susurra esta oración:
   “No quiero solo saber de ti… quiero sentirte.”
2. Antes de dormir, responde esta pregunta: ¿En qué momento de hoy sentí algo que me conectó con Dios? Escríbelo. Guarda esa memoria.

Recuerda, Dios es Naturalmente Sobrenatural.