DIOS ES NATURALMENTE SOBRENATURALMuestra

Día 4 – Boca para Probar

El gusto es uno de los sentidos más íntimos, porque no basta con ver o escuchar: necesitamos probar. Todo lo que pruebas entra en ti, y define si es algo bueno o no lo es.

Como dato curioso, podemos distinguir cinco sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo y umami (sabroso). Con el gusto disfrutamos, pero también evaluamos y reconocemos.

Todo lo natural tiene reflejos en lo espiritual. Desde nuestro diseño, Dios nos bendice con la necesidad y la responsabilidad de evaluar y reconocer.

Dios mismo nos invita: “Prueben y vean que el Señor es bueno.” (Salmo 34:8, NTV).

Nos invita a una experiencia, no solo a una fe ciega o ignorante.

Así como el paladar se entrena, también nuestra alma aprende a saborear lo bueno y rechazar lo malo. De hecho eso es lo que la Biblia llama madurez. (Isaías 7:15)

El que Dios nos anime a disfrutar lo bueno, es para que te acostumbres a ello. Porque cuando te acostumbras a lo bueno, le pierdes el gusto a lo malo. Déjame enfatizarlo un poco más:

“Cuando te acostumbres a lo bueno, le perderás el gusto a lo malo”.

Dios no tiene miedo a que lo pruebes porque sabe que no hay nada mejor que el.

Por eso Jesús dijo: Vengan y vean… (Juan 1:39) en otras palabras: "Vengan a probar."

Dios tiene una capacidad increíble de encontrar la manera de sacar algo bueno de todo. (Romanos 8:28)

“Algo bueno va a salir de esto”

No tienes que aceptarlo, te invito probarlo. Por ejemplo:

El día que pierdes el trabajo: Lo que parecía una crisis terminó siendo Dios, abriendo nuevas puertas y para experimentar su provisión. (Filipenses 4:19)

El día que te enfermas, se convirtió en el escenario donde experimentaste la fuerza y la cercanía de Dios como nunca antes. (2 Corintios 12:9)

El día perdiste a quien decía amarte, en el proceso descubriste que Dios nunca falla y te condujo hacia personas y ambientes más sanos. (Hebreos 13:5)

Te invito a orar conmigo:

“Gracias Dios porque tu bondad se puede experimentar. Enséñame vivirlo todos los días. Que en cada prueba pueda reconocer que eres fiel, y que mi corazón se acostumbre tanto a lo bueno que das que le pierda el gusto a lo malo”, Amén.

Aplicación práctica:

Hoy, haz un alto intencional en medio de tu día y pregúntate: ¿Qué sabor me está dejando esta situación? Si es amargo, recuerda que aun ahí hay dulzura en la bondad de Dios.