DIOS ES NATURALMENTE SOBRENATURALMuestra

Día 5 – Nariz para Oler

El olfato es uno de los sentidos más sensibles: basta un pequeño aroma para evocar recuerdos, traer paz o generar rechazo. Es un sentido que distingue lo limpio de lo sucio, lo fresco de lo podrido, lo agradable de lo que no lo es.

El olfato está íntimamente ligado con el gusto; sin olfato, los sabores serían insípidos. Algo increíble es que a través de olores podemos crear ambientes y estados de ánimo.

Quizá hayas escuchado o dicho esta frase: “Algo no me huele bien.”

Aunque todo aparentemente se ve bien, significa que hay algo de fondo que no lo está. Todo lo natural tiene reflejos en lo espiritual. No es solo tu nariz física, sino discernimiento espiritual.

Dios evalúa nuestras intenciones a través de su aroma (Efesios 5:2).

•Tus decisiones tienen un olor. (Génesis 8:21)

•Tus actitudes desprenden un aroma. (2 Corintios 2:15)

•Tus oraciones huelen a algo. (Apocalipsis 5:8)

Esa percepción de los aromas que emanan de las situaciones, del carácter de las personas o del momento que estás viviendo, es la manera como el Espíritu Santo nos guía a toda verdad (Juan 16:13-15). Esta es la bendición de aprender a vivir en el Espíritu (Romanos 8:9).

Podemos decir que los olores nos mueven

Por ejemplo:

Te ofrecen un trabajo que en papel suena ideal: buen salario, buenas condiciones. Pero en tu espíritu percibes un “olor” a inquietud, como si el Espíritu Santo te advirtiera que algo no está bien detrás de esa oferta. A pesar de lo bonito que se ve, ese “aroma” te indica que es mejor no seguir adelante.

Tuviste que cancelar un evento importante y a primera vista parece un desastre total. Sin embargo, al detenerte a orar, percibes un “aroma” de paz, como si Dios te estuviera mostrando que de esa cancelación saldrá algo mucho mejor de lo que habías planeado.

Estás en una reunión sencilla con tu familia o amigos, nada extraordinario a simple vista. Pero percibes el “aroma” de la presencia del Padre, y en ese momento entiendes que esa reunión dará un giro sobrenatural.

Te invito a orar conmigo:

“Dios, afina mi discernimiento espiritual como afinas mi olfato natural. Quiero reconocer lo que viene de ti y lo que no. Que mi vida, mis actitudes y mis oraciones sean como un perfume agradable para ti. Enséñame a vivir en el Espíritu para percibir tu dirección en cada decisión. Amén.”

Aplicación práctica:

Hoy, detente en medio de tus actividades. Pregunta al Espíritu Santo:

“¿Qué aroma desprende esta decisión o situación delante de ti?”

Confía en lo que Él ponga en tu corazón: paz, inquietud, gozo o advertencia.

Ese es el entrenamiento espiritual para aprender a “oler” en el Espíritu.