En el servicio a los hombres, recibiremos todo aquello que sembremos

¿Cuál es la clave para que esto suceda?

Efesios 6:7-8.

sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

Se trata de interiorizar que, cuando servimos a alguien aquí en la tierra, debemos hacerlo con excelencia, como si lo estuviéramos haciendo para Dios. Recuerden que Su Palabra dice:“Todo lo que el hombre sembrare, eso segará”.

La Palabra nos muestra, de la misma manera, que lo que el hombre entrega para Dios aquí en la tierra, Él mismo (Jesús) lo recibe en los cielos.

Hebreos 7:8.

Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.

Sé que es para glorificar a Dios, y sé que voy a recibir de Él.

El diezmo es una forma de servir a Dios. Aquí nos muestra que, aunque lo reciban hombres mortales en la tierra, automáticamente hay un intercambio a lo espiritual, y lo recibe Jesús en el cielo. Por eso, es necesario que nuestro servicio tenga un enfoque, un porqué y un para quién.

Cuando se menciona “uno de quien se da testimonio que vive”, se refiere al cielo, donde se encuentra Jesús. Es decir, lo que hacemos en lo natural se recibe en lo espiritual por el Señor. En otras palabras, lo natural afecta lo espiritual, al igual que lo espiritual afecta lo natural. Permíteme comprobártelo:

El Apóstol Pablo nos dice en el libro de los Efesios:

Efesios 3:8-10.

A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

Esto significa que, por medio de nosotros (la Iglesia), le mostramos a los principados y potestades en los lugares celestiales cómo conocer la sabiduría de Dios, observando cómo Dios trata con nosotros día a día. En otras palabras, lo que hacemos para Dios y cómo Él responde, lo que Dios hace con nosotros y cómo respondemos, así es como ellos aprenden de la sabiduría de Dios.

Lo que hagas aquí en la tierra, sirviendo a otros, Él lo recibe en los cielos. Esto es algo que debemos tener en cuenta: hay muchos ojos mirándonos, no solo en el mundo natural, sino también en el mundo espiritual. Recuerda que representamos a nuestro Creador y necesitamos interiorizar la profundidad de cómo lo hacemos, para qué y para quién.

Muchos escuchan voces de este mundo, que dicen:“No vale la pena servir”. Pero hoy, Dios te dice:“Sí vale la pena, porque es Mi voluntad”, dice el Señor.

Romanos 12:11

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;

Hay formas correctas de servir al pueblo de Dios, y es esencial que, en nuestro servicio, siempre reflejemos el carácter de Él en nosotros. No debemos servir con nuestras propias fuerzas, sino pidiéndole a Él diariamente que nos dé nuevas fuerzas.

No debemos servir por motivos equivocados, ni con intenciones incorrectas, ni esperando beneficios de las personas. Pero sí debemos servir con expectativa, sabiendo que recibiremos de parte de Dios.

Debemos servir con gozo, alegría y humildad en todo tiempo.

Servir con gozo: servir al pueblo de Dios con la satisfacción de que estamos en obediencia y cumpliendo con lo que Él nos ha llamado a hacer. Esto nos llena de felicidad.

Servir con alegría: servir al pueblo de Dios con un corazón alegre, sin importar la situación que estemos atravesando en nuestra vida personal, simplemente expresando alegría por el servicio en Cristo.

Servir con humildad: servir al pueblo de Dios sin importar cómo el mundo nos vea, sin buscar gloria personal, porque toda la gloria es de Él y para Él.

La actitud correcta te llevará a agradar a Dios al cumplir Su Palabra. Recuerden que servir aquí en la tierra es como si le sirviéramos a Dios en los cielos.