Cuando No Lo VeoMuestra

Llegamos al final de este plan y quizá una de las verdades más difíciles de aceptar es que no podemos ver el futuro, pero Dios sí. Hay momentos en los que no sabemos hacia dónde ir, cuando las cosas no salen como esperábamos o cuando nuestros planes se desmoronan. En medio de eso, Dios nos recuerda: “Yo sé lo que estoy haciendo”.

Jeremías 29:11 fue escrito a un pueblo que vivía en el exilio, lejos de su tierra y de sus sueños. Parecía que Dios los había olvidado, pero en realidad Él estaba cumpliendo un propósito más grande. De la misma forma, cuando nuestra vida toma giros inesperados, no significa que Dios se haya alejado, sino que está obrando en el silencio, preparando algo mejor de lo que imaginamos.

Confiar en el futuro es confiar en el carácter de Dios. Él no cambia, no miente y nunca se equivoca. Aunque el camino se nuble y no sepamos cuál es el siguiente paso, podemos descansar en que su plan no falla. Lo que hoy parece incierto, mañana puede convertirse en testimonio. Lo que hoy duele, mañana puede ser un propósito.

Vivir con esa confianza nos permite disfrutar el presente con esperanza. En lugar de temer lo que vendrá, aprendemos a caminar con fe, sabiendo que el mismo Dios que estuvo con nosotros en lo cotidiano, en las dudas, en el silencio y en las batallas, también está en nuestro futuro.

Así que no temas al mañana. Aunque no lo veas, Dios ya está allí, preparando el terreno, abriendo puertas y moldeando tu historia con amor. Su plan no siempre será el que esperabas, pero siempre será el mejor.

Preguntas de reflexión y aplicación:

1. ¿Qué te preocupa o te da miedo del futuro hoy?
2. ¿De qué manera puedes entregarle tus planes a Dios y confiar en su dirección?
3. Mirando hacia atrás, ¿cómo puedes ver la fidelidad de Dios en los procesos que no entendías?
4. ¿Qué pasos concretos puedes dar para caminar con fe, incluso sin ver lo que viene?

Oración:

Señor, gracias porque mi futuro está en tus manos. Aunque no entiendo todo lo que viene, confío en tu amor y en tus planes perfectos. Ayúdame a no temer, a vivir con esperanza y a creer que todo lo que haces tiene un propósito. Gracias porque, aun cuando no lo veo, Tú estás. Amén.