Cuando No Lo VeoMuestra

Hay días en los que sentimos que todo nos supera. Las responsabilidades, los miedos, la presión y los pensamientos pueden volverse una carga tan grande que parece que Dios se ha ido. Pero justo en medio de esas batallas, Él sigue presente, peleando por nosotros, incluso cuando no lo notamos.

En Éxodo 14, el pueblo de Israel se encontraba atrapado, el mar frente a ellos y el ejército egipcio detrás. No había salida. Sin embargo, Dios no los había llevado hasta allí para abandonarlos; los había llevado para mostrarles su poder. Muchas veces nuestras luchas personales son ese mismo tipo de escenario, un lugar donde Dios quiere mostrarnos que Él tiene el control, aunque nosotros no lo entendamos.

Confiar en Dios en medio de la batalla no significa ignorar el dolor o fingir que todo está bien. Significa creer que Él sigue obrando, que su plan es más grande que nuestro miedo y que su fuerza se perfecciona en nuestra debilidad. Cuando sentimos que ya no podemos más, es ahí cuando más necesitamos rendirnos a Él, dejar de pelear solos y permitirle pelear por nosotros.

A veces, Dios no quita la batalla, pero cambia al guerrero. Nos enseña a tener paciencia, a orar con más fe, a depender menos de nosotros y más de su poder. Las batallas no son señales de ausencia, sino de propósito. Cada lucha es una oportunidad para ver la fidelidad de Dios, para descubrir que Él no nos abandona, sino que nos fortalece mientras camina con nosotros.

Así que, si hoy estás peleando con algo como una preocupación, un miedo, una tentación o una herida, recuerda esto: no estás solo. Puede que no veas cómo se resolverá, pero el Dios que abrió el mar para Israel también puede abrir camino en medio de lo imposible.

Preguntas de reflexión y aplicación:

1. ¿Qué batalla estás enfrentando hoy que parece demasiado grande para ti?
2. ¿Cómo podrías dejar que Dios tome el control en lugar de intentar resolver todo solo?
3. ¿Qué te enseña Éxodo 14:14 sobre la forma en que Dios pelea por sus hijos?
4. ¿Puedes recordar una situación pesada en la que Dios te dio la victoria cuando menos lo esperabas?

Oración:

Señor, gracias porque peleas mis batallas incluso cuando no lo veo. Ayúdame a confiar en tu poder y no en mi fuerza. Enséñame a quedarme quieto, sabiendo que tu estas obrando a mi favor. Aunque no entiendo el proceso, quiero descansar en tu fidelidad y creer que saldré victorioso contigo. Amén.