Cuando No Lo VeoMuestra

La duda es algo que todos tenemos en algún momento. Incluso los discípulos de Jesús, que lo habían seguido y visto sus milagros, tuvieron dudas. Tomás, conocido como “el incrédulo”, necesitaba ver y tocar para creer. Sin embargo, Jesús nos da una perspectiva diferente: la fe no depende de ver para creer, sino de confiar en su palabra y su amor, aunque no podamos percibirlo en nuestros sentidos.

Cuando atravesamos situaciones difíciles o momentos de silencio, es fácil pensar que Dios no está presente. Las dificultades, la rutina o la ausencia de señales visibles pueden hacernos sentir solos o abandonados. Pero Juan 20 nos enseña que Dios está trabajando incluso cuando no lo percibimos. La fe no se basa en la evidencia física, sino en la certeza de que Él cumple sus promesas y que su amor nunca falla.

Creer, aunque no veamos a Dios, implica un cambio de enfoque. En lugar de centrarnos en nuestras dudas o en lo que nos falta, aprendamos a recordar quién es Dios: fiel, omnipresente y amoroso. Cada oración, cada acto de fe, porque confiamos en que Él está ahí, incluso si no sentimos su presencia inmediata.

Reconocer a Dios en medio de la duda también nos permite crecer espiritualmente. La fe que no depende de ver fortalece nuestro carácter y nuestra relación con Él. Cada situación que nos reta a creer sin ver es una oportunidad para profundizar en la confianza, aprender a esperar y experimentar su fidelidad en el tiempo perfecto.

Preguntas de reflexión y aplicación:

1. ¿En qué áreas de tu vida sientes dudas sobre la presencia de Dios?
2. ¿Cómo puedes ejercitar la fe hoy, confiando en Dios aunque no veas señales inmediatas?
3. Piensa en un momento pasado donde no viste a Dios, pero luego descubriste que Él estaba contigo. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
4. ¿Qué acciones concretas puedes tomar hoy para fortalecer tu fe en medio de la incertidumbre? (Orar, leer la Biblia, ayudar a alguien, agradecer).

Oración:

Señor, gracias porque estás siempre conmigo, incluso cuando no puedo verte ni sentirte de manera tangible. Ayúdame a creer sin necesidad de evidencia, a confiar en tu palabra y a reconocer tu presencia en cada momento de mi vida. Fortalece mi fe para que pueda descansar en ti, sabiendo que nunca me abandonas. Amén.