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Cisternas Rotas

DÍA 1 DE 3

CISTERNAS ROTAS

Capítulo 1: Nuestro deseo de saciedad.

Señor, Tú nos has creado para Ti, y nuestros corazones estarán inquietos hasta que no descansen en Ti” —Agustín de Hipona.

Lo tenían todo. Una inmensa variedad de frutos para comer, ríos para nadar, animales con quienes jugar y un jardín por explorar. Lo mejor: disfrutaban de una diaria perfecta comunión con Dios.

¿Qué podría salir mal?

Ahí, en medio de esa perfección, una criatura infiltrada —con dulce veneno en su lengua— susurró: “No es suficiente. Necesitan más”.

¿Más?… ¿teniéndolo todo?” —pensaron.

Sin embargo, la dulzura de los susurros y los aparentes beneficios de la propuesta fueron lo suficientemente convincentes como para desear y tomar aquello.

Después de todo, «sabiduría, poder y gloria»… no son cosas que se ofrecen todos los días, ¿o sí?” —se decían entre sí—.

Lo que ellos ignoraban era que aquello que consideraban la pieza faltante para una vida plena, resultó ser, en realidad, lo que reveló el vacío y el pecado en sus corazones.

Mientras tanto, la astuta criatura se alegraba de haber cumplido su cometido: convencerlos de que hay más satisfacción fuera de Dios.

———

Esta historia no es solo acerca de dos personajes históricos descritos en Génesis (cap. 3); es una historia que ha descrito a cada persona a partir de ese primer engaño. Es sobre nosotros.

Hemos estado ahí. Incluso muchos de nosotros, actualmente, nos encontramos ahí. Me refiero a ese momento donde concluimos que, si no conseguimos satisfacer aquello que nos mantiene soñando durante el día y despiertos durante la noche, no estaremos completos: aquello que nos promete plenitud.

Sin embargo, una vez alcanzándolo, pensamos: “¿Esto era todo?… No me llené, necesito algo más”. Así, una y otra vez, hasta estar dentro de un círculo vicioso.

Esto mismo le pasó a Israel durante el tiempo del profeta Jeremías. También lo tenían todo: tierra fértil, frutos y una amorosa relación con Dios. Entre todas las naciones, la única que tenía por Dios al Dios verdadero. Entre todas las naciones, la única que cambió a su Dios por otros dioses: “[…] Mi pueblo ha cambiado a su glorioso Dios por ídolos inútiles” (Jeremías 2:11, NTV).

El reemplazo de Dios por cosas inútiles no sólo es condena para el pueblo, sino que es algo que Dios lamenta y reclama, como lo hizo en aquella ocasión:

Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13, RVR60).

———

«Cisternas rotas» son todas aquellas cosas que buscamos y construimos para saciar el deseo de eternidad que Dios puso en el corazón del hombre (Eclesiastés 3:11), pero que, por su misma naturaleza limitada y pasajera, no le permiten saciar ese deseo. Pueden no ser cosas malas en sí mismas, pero cuando el corazón humano pone su confianza en ellas, estas se convierten en ídolos; ídolos que no sacian.

Pregunta de reflexión:

¿Vino a tu mente algo específico al leer acerca de eso que esperas te satisfaga? Si es así, ponle nombre a esa cisterna rota (relaciones, dinero, trabajo, metas, entretenimiento, aceptación social, etc.).

En los próximos días del devocional, analizaremos cómo se ha visto reflejado este esfuerzo humano por ser saciados y cuál es la solución a este problema. ¿Nos acompañas?

Acerca de este Plan

Cisternas Rotas

¿Has buscado satisfacción en relaciones, dinero, entretenimiento y más, pero nada termina de llenar la sed de tu corazón? Estás buscando agua ilimitada en fuentes limitadas. En estos tres días de devocional, descubrirás cómo se ha visto reflejado este esfuerzo por plenitud, y cuál es la única solución que podrá aplacar esa sed.

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Nos gustaría agradecer a Jaanaí Rubyy por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: instagram.com/solideogloriablg