Hombres y una sana sexualidadMuestra

Día 4: Más allá del cuerpo.

La sociedad nos enseña a reducir la sexualidad a lo que pasa en la cama. Pero la sexualidad también es amor, cuidar y proteger a nuestro cónyuge, en nuestro rol de mayordomos. Es respeto, tratando a la esposa como compañera, como a un vaso más frágil; también es dominio propio, no dejándonos arrastrar por deseos fuera del matrimonio; además es entrega, es buscar el bienestar de ambos, no solo el placer propio, sino primero el de la esposa. Cuando nos vemos al espejo como hombres casados, ¿Cómo nos vemos? ¿Proveedores? ¿Conquistadores? ¿Un esposo fiel que cumple los mandatos de Dios como se mencionan en Su palabra? ¿Puro y respetuoso? o ¿Alguien que se esconde, recurre al porno, a la masturbación, al coqueteo, al desprecio hacia el cónyuge, entre otros?.

Nos han vendido el discurso de que el ideal del hombre es ser mujeriego, grosero, sólo proveedor financiero, que no expresa sentimientos ni emociones. Pero Dios nos pone la valla más alta, debemos amar a nuestras esposas como Cristo amó a su iglesia, su novia, que dio su vida por ella, siendo nosotros frágiles y ellas más frágiles.

Oración: Señor, me has llamado a ser el hombre sabio, cabeza de mi esposa, ayúdame a seguir tu ejemplo, honrándola, siendo fiel incluso en mis pensamientos, dejando todo egoísmo de lado procurando su bienestar con equidad, para que no estorben mis oraciones a Ti. En el nombre de Jesús, amén.