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VIVIENDO EN SUS VERDADESMuestra

VIVIENDO EN SUS VERDADES

DÍA 3 DE 3

SOMOS PROSPERADOS

Cuando escuchaba hablar de prosperidad, siempre lo asociaba con dinero. Creía que prosperar era tener más, alcanzar más, ganar más. Pero Dios me enseñó que la prosperidad verdadera no se mide en lo que tengo, sino en lo que soy en Él. En Cristo, prosperidad significa plenitud: una vida donde el alma está en paz, la mente sana, la familia firme y el corazón contento, aun cuando no todo esté perfecto.

Yoma y yo hemos pasado por muchas etapas. Tiempos de escasez, frustración, noches sin dormir, momentos donde el corazón se encogía por la incertidumbre. Recuerdo madrugadas en las que hablábamos hasta las tres de la mañana, intentando entender lo que Dios quería enseñarnos en medio de todo. Hubo lágrimas, ansiedad, dudas… pero también hubo algo que nunca nos faltó: la Palabra de Dios.

En medio de todo eso, descubrí que la verdadera riqueza no está en los números del banco, sino en la presencia de Dios que no falla. Él fue nuestra provisión cuando no teníamos, nuestra paz cuando todo temblaba, y nuestra fuerza cuando ya no quedaban fuerzas.

Un día entendí que el sistema del mundo llama prosperidad a acumular, pero el Reino la llama plenitud. Y esa plenitud vino cuando decidí buscar primero Su Reino, rendir mis ansiedades y dejar que Su paz gobernara mi mente. Ahí cambió todo. Dejé de correr detrás de las cosas, y las cosas comenzaron a alcanzarme.

Comprendí también que la ansiedad empobrece el alma, pero la confianza en Dios la enriquece. No se trata de negar los problemas, sino de creer que Jesús está en la barca. Porque si Él está, hay esperanza, aunque las olas sean grandes.

Hoy, después de este proceso, miro atrás y puedo decir que la prosperidad que vivo no depende de las circunstancias, sino de la certeza de que Dios está en control. Prosperar no fue acumular cosas, fue vivir con propósito, amar con libertad y confiar en medio del proceso.

Y ahora, al cerrar este recorrido de tres días, miro hacia atrás y veo que todo ha tenido sentido:

  • En el Día 1, Dios me enseñó a vivir en Sus verdades.
  • En el Día 2, aprendí a escuchar Su voz y caminar en obediencia.
  • En este Día 3, entendí que la plenitud llega cuando el alma prospera.

Oración final

Padre, gracias por estos días donde nos has recordado quién eres y quiénes somos en ti. Gracias por tus verdades que nos liberan, por tu voz que nos guía, y por la plenitud que solo tú puedes dar. Hoy cerramos este tiempo declarando que nuestras vidas te pertenecen. Que tu palabra siga afirmando nuestro corazón, que tu voz siga guiando nuestros pasos y que tu prosperidad se manifieste en cada área de nuestra vida.

Prospera nuestra alma, Señor, y que desde esa plenitud florezcan nuestros hogares, nuestros sueños y todo lo que hagamos. Gracias por estar en cada proceso, por hablarnos con amor y por enseñarnos que la verdadera riqueza está en ti.

En el nombre de Jesús. Amén.

Acerca de este Plan

VIVIENDO EN SUS VERDADES

Este devocional es una invitación a volver al origen: creerle a Dios más que a nuestras emociones. En tres días aprenderás a vivir desde Su verdad y no desde tus miedos. Descubrirás que la salvación es gracia, no mérito; que Su voz guía y transforma; que Su amor vence el temor; y que la sabiduría del cielo te enseña a caminar con propósito. Cada día es una dosis de fe práctica para recordar que no estamos solos: Su verdad nos sostiene, nos libera y nos lleva a vivir una vida plena en Cristo.

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Nos gustaría agradecer a LIGHT CHURCH por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/lightchurchcolombia?igsh=MTA3Ym1hdXU5cTJ6Zw==