VIVIENDO EN SUS VERDADESMuestra

Este devocional de tres días no es solo un plan más para leer; es una invitación a una transformación. Si decides hacerlo con el corazón abierto, Dios va a mover algo dentro de ti. Porque cuando empezamos a vivir en Sus verdades, dejamos de sobrevivir por inercia y comenzamos a vivir con propósito. Yo lo viví en carne propia: Su verdad me desarmó, me confrontó y me reconstruyó. Y eso es exactamente lo que Él quiere hacer contigo.

Yo fui entendiendo, con el tiempo, que cada vez que intentaba avanzar hacia lo que Dios había soñado conmigo, algo se levantaba para detenerme. Se iba la luz, se cerraban puertas, aparecían palabras que herían. Pero también fui viendo que, aunque todo se pusiera difícil, Dios siempre estuvo conmigo, y esa fue mi certeza para seguir.

Por mucho tiempo creí que debía portarme perfecto para que Dios no me castigara. Pensaba que Su amor se ganaba con esfuerzo. Hasta que Su Palabra me abrió los ojos: Jesús no vino a juzgarme, vino a buscarme. Él me vio perdido, confundido, lleno de culpa, y aun así me amó. Me di cuenta de que no me miraba desde mis errores, sino desde lo que podía llegar a ser bajo Su gracia.

Cuando entendí eso, algo dentro de mí cambió. Dejé de hacer las cosas por miedo y comencé a hacerlas por amor. El Espíritu Santo empezó a trabajar en mí, regenerando lo que el tiempo y las heridas habían dañado. Donde había miedo, nació fe. Donde había condena, nació libertad. Aprendí que la salvación no se gana; se recibe por fe, como aquel ladrón que, en su último momento, solo dijo: “Jesús, acuérdate de mí”… y escuchó: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Yo también tuve que creer. Y cuando lo hice, todo cambió. Sentí que Jesús tocó la puerta de mi corazón y entró. Su presencia trajo paz, esperanza y propósito. Ya no me sentí más lejos de Dios, sino hijo amado, invitado a Su mesa.

Hoy miro atrás y entiendo: no fui salvo por mis obras, sino por Su misericordia. No caminé porque era fuerte, caminé porque fui alcanzado. Y esa verdad —Su verdad— sigue sosteniendo mi vida.