VIVIENDO EN SUS VERDADESMuestra

Escuchando Su Voz
Hace algunos años, Mi esposa Yoma y yo enfrentamos una decisión que nos pesaba en el corazón. Orábamos, buscábamos consejo, leíamos la Biblia… y, aun así, el corazón seguía inquieto. Con el tiempo entendí que no era falta de información, sino falta de dirección. Había mucho ruido y el miedo se disfrazaba de prudencia. Queríamos avanzar, pero el temor nos tenía paralizados.
Entonces aprendí a reconocer la voz de Dios. No fue un estruendo, fue una paz profunda. Su voz no empuja, guía. No confunde, aclara. No llena de orgullo, transforma el corazón. Cuando por fin decidimos obedecer lo que Él decía, las puertas comenzaron a abrirse. Y entendí que no fue por mérito propio, sino porque Él habló y nosotros respondimos.
La voz de Dios desenmascara el miedo
El temor me había detenido disfrazado de prudencia. Su voz lo dejó expuesto. Donde antes escuchaba “no puedes”, empecé a oír “yo estoy contigo”. Donde antes oía “ya es tarde”, escuché “mi tiempo es perfecto”. El miedo razona, pero Dios afirma.
La voz de Dios alinea el corazón antes que el calendario
Yo quería fechas, números y garantías. Él me dio paz. No me explicó cada detalle, pero me ordenó por dentro. Cuando la paz se asentó, los pasos se acomodaron.
La voz de Dios confirma en la obediencia
Esperaba sentirme completamente preparado antes de moverme, pero Él me pidió dar el paso primero. La confirmación no vino esperando, vino en el camino. Las puertas cerradas se abrieron como si alguien hubiera cambiado las bisagras durante la noche.
A partir de entonces hice un pacto con el Señor: prefiero Su voz a mi razón, Su tiempo a mi ansiedad y Su paz a mi necesidad de control. Empezó una reeducación del alma, un proceso donde aprendí a oírlo en lo cotidiano:
- La Escritura como primera palabra del día: Dejé de correr detrás de las notificaciones en las redes. Abría Proverbios buscando dirección y los Evangelios buscando el rostro de Jesús, no solo sus milagros.
- Silencio intencional: Le di a Dios los primeros minutos sin ruido ni distracciones. Descubrí que el silencio es un altar donde Su voz se reconoce mejor.
- Obediencia inmediata: Aprendí que la fe crece con obediencias pequeñas: una llamada pendiente, un perdón, una decisión correcta. La obediencia diaria prepara para las grandes pruebas.
- Rendición del ego: Cuando Su palabra me confrontaba, dejé de discutir. Entendí que el Espíritu Santo no grita para imponerse; habla lo suficiente para que yo decida rendirme.
El resultado fue sabiduría práctica. No algo místico, sino decisiones claras, relaciones sanas y prioridades ordenadas. Su voz puso en orden mi vida: primero Dios, luego mi hogar y después el trabajo. También entendí que no todas las batallas merecen mi energía, y que Dios nunca se atrasa; soy yo quien muchas veces corre más de lo necesario.
Hoy puedo decirlo con seguridad: no fue mi fuerza, fue Su voz. Cuando la escuché, el miedo se apagó, la fe se encendió y el camino se hizo claro.
Acerca de este Plan

Este devocional es una invitación a volver al origen: creerle a Dios más que a nuestras emociones. En tres días aprenderás a vivir desde Su verdad y no desde tus miedos. Descubrirás que la salvación es gracia, no mérito; que Su voz guía y transforma; que Su amor vence el temor; y que la sabiduría del cielo te enseña a caminar con propósito. Cada día es una dosis de fe práctica para recordar que no estamos solos: Su verdad nos sostiene, nos libera y nos lleva a vivir una vida plena en Cristo.
More
Nos gustaría agradecer a LIGHT CHURCH por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/lightchurchcolombia?igsh=MTA3Ym1hdXU5cTJ6Zw==
Planes relacionados

30 Días de Milagros

Quiero estar sobrio

Descansa Para Renovar

Lo Que Solo Mi Dios Puede Hacer

Hallando paz y gozo en las tormentas

Apocalipsis "Un Estudio Extensivo"

Viviendo en la Presencia de Dios

El Camino Estrecho | Del Libro La Vida Profunda

Salmo 91: Confianza en medio de la angustia
