Fe Que Trasciende a Otro NivelMuestra

La Fe

La definición más exacta de la fe está en la Palabra: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1, RVR1960). El Señor quiere que grabes en tu mente la palabra desatada sobre tu vida, sobre tu casa; que aprendas, una y otra vez, que no importa cómo se vean las cosas, que no importa si tus ojos no ven nada, si los vientos azotan tu barca. Ten la esperanza, la firmeza, la seguridad y la confianza de que Él lo hará. Mis ojos naturales no pueden verlo, pero mi espíritu sabe que así será.

La fe es un concepto poderoso que nos impulsa a seguir adelante, incluso en los momentos más oscuros. Es un ancla en medio de la crisis. En un mundo tan desafiante, la fe es un puente hacia la resiliencia, que nos permite enfrentar diariamente los grandes desafíos sin detenernos. Cuando desglosamos Hebreos 11:1, encontramos una revelación más profunda de lo que es la fe. Según el hebreo, la palabra para fe es emunáh, que significa seguridad, firmeza o confianza. La palabra certeza hace referencia a estar seguro o tener confianza, y la palabra convicción se refiere a una creencia firme.

El mensaje del autor en este pasaje es claro: Dios quiere que plasmes en tu mente y en tu corazón que la fe es una palabra de dos letras con un poder increíble. Necesitas que la fe sea un componente clave en tu diario vivir; que entiendas que este evangelio se camina por fe y no por vista. Debes tener la convicción de que Dios obrará una vez más a tu favor. No importa cuál sea tu situación, ni cuán turbulentas estén las aguas: si Él lo dijo, Él lo hará.

La fe es esa confianza que tengo en Dios, que si pedimos alguna cosa, podemos estar seguros de que ya Él nos escuchó y que recibiremos lo que pedimos (1 Juan 5:15). No se trata de oraciones largas, cortas o elocuentes; se trata de un corazón sincero que está dispuesto a creer por encima de la circunstancia que esté enfrentando. La fe nos ayuda a enfrentar los desafíos; la fe es nuestra fuente de esperanza y nuestra fortaleza en medio de la aflicción.

Toma cinco minutos para traer a memoria las promesas que aún estás esperando ver cumplidas y da gracias a Dios, porque sabes que por medio de la fe ya están hechas. Los afanes y pruebas de este mundo intentan robarte la paz y debilitar tu fe, pero nada puede separarte del amor de Dios. Solo necesitas levantar tu mirada al cielo y recordar que Él sigue teniendo el control.

Aunque no lo veas, no se ha olvidado de ti. Cuando decides confiar plenamente, lo imposible se abre paso y se convierte en posible por el poder de Su Palabra.