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Fe Que Trasciende a Otro NivelMuestra

Fe Que Trasciende a Otro Nivel

DÍA 3 DE 3

Alcanzando tu milagro por medio de la fe

Una historia que siempre me impacta es la de la mujer sirofenicia en Mateo 15:22-28. Ella era despreciada por los judíos, pero en medio de su necesidad se atrevió a buscar a Jesús. Aun cuando no había visto sus milagros, había oído de Él y creyó. Su fe, que trascendía toda circunstancia, fue puesta a prueba cuando Jesús parecía ignorarla e incluso le negó su petición. Sin embargo, ella no se rindió; con audacia y discernimiento, tomó las mismas palabras de Jesús y las usó como defensa: “Aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” (Mateo 15:27).

¡Impresionante! Una fe que trasciende convierte el peor escenario en una oportunidad para recibir el milagro. Ella reconoció su condición de gentil, no buscó ocupar el lugar de Israel, solo apeló a la misericordia de Dios.

Muchos pierden la fe cuando sienten que Dios guarda silencio, pero esta mujer persistió. Esa es la esencia de la fe que trasciende: sigue creyendo, aunque no veas respuesta; sigue clamando, aunque todo parezca estancado; sigue orando, aunque Dios parezca distante.

Esperar es uno de los procesos más desafiantes de la vida. Vivimos en una “generación microondas”, acostumbrada a que todo ocurra al instante, y nadie disfruta esos momentos de pausa; de hecho, solemos decir: “la espera desespera”. Pero en el Reino de Dios, la espera no es un obstáculo, sino un tiempo de preparación. Puede durar segundos, meses o incluso años, y siempre llega en el momento perfecto: cuando estamos listos y maduros para recibir aquello que solo Él puede dar. La espera, lejos de ser un castigo, es un puente hacia el milagro que transformará nuestra vida.
El profeta Habacuc declaró:
“Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará… mas el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:3-4, RVR1960).

La espera no es pérdida de tiempo; es un proceso que evita heridas y prepara el corazón. No sé cuánto tiempo llevas esperando, pero sé que Dios no ha olvidado tu causa. Él es fiel y justo, y hoy puede ser el día de tu milagro. Jesús habló de la fe como un grano de mostaza (Mateo 17:20). Su tamaño pequeño no era lo más importante, sino su capacidad de crecimiento. Esa diminuta semilla podía convertirse en la planta más grande del huerto en pocos meses. Así también la fe, aunque empiece pequeña, tiene un gran potencial si se planta, se cuida y se alimenta con la Palabra (Romanos 10:17).

La fe no solo enfrenta montañas: las mueve. Muchas veces buscamos a Dios solo en los grandes milagros —sanidades, resurrecciones y provisiones extraordinarias—, pero una fe que trasciende aprende a ver a Dios en los detalles cotidianos: abrir los ojos cada mañana, respirar o tener alimento en la mesa. Reconocer esos pequeños milagros fortalece la fe para creer en los grandes milagros que se acercan. No es fácil, porque las emociones humanas nos golpean: tristeza, frustración, miedo y ansiedad. Los médicos llaman a esto “ataques de pánico”; yo lo llamo mentiras del enemigo. Todos, en algún momento, hemos sentido cansancio, deseos de rendirnos, enojo o desilusión.

En mi caminar con Dios he enfrentado traiciones, fracasos y problemas, y muchas veces pensé en rendirme. Pero en cada temporada difícil escuché en mi espíritu: “Tranquila, esto también pasará. Todavía hay una historia que contar.” Una fe que trasciende comprende que Dios nunca se retrasa. Esperar en Él no es tiempo perdido; es tiempo invertido en Su propósito perfecto. Cuando persistes en medio del silencio, cuando continúas confiando aunque tus ojos no vean nada, estás permitiendo que tu fe crezca y se fortalezca.

Llegará el momento en que lo imposible se hará posible, porque el Dios en quien confías nunca falla. Siembra tu fe como una semilla, aliméntala con la Palabra y confía plenamente. Lo que hoy no puedes ver, Dios ya lo ha preparado en lo sobrenatural. Persevera, porque tarde o temprano, el milagro llegará.

Acerca de este Plan

Fe Que Trasciende a Otro Nivel

La Palabra de Dios dice: “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37, RVR1960). Estas palabras tienen un significado poderoso. Muchos declaran este versículo, ¿pero realmente lo creen con el corazón? En el diccionario de Dios no existe lo imposible: cuando algo está en Su voluntad y lo crees, verás milagros ocurrir. Este plan busca ministrar tu vida y llevar tu fe a un nivel mayor.

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Nos gustaría agradecer a Iglesia Evangélica Preparando el Camino por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.facebook.com/share/1EyUmmu9Mu