Día Por Día Hasta Llegar a NavidadMuestra

Vigilia y expectación

Saludos, un gusto.

Esta noche nos situamos en vigilia: la espera cercana, atenta y expectante. La vigilia no es solo desvelo físico, sino una disposición del corazón que mira con esperanza y paz lo que está por venir. Mantén los sentidos abiertos, no para la ansiedad, sino para la acogida serena de lo que Dios trae.

Los pastores y los magos representan dos actitudes de espera activa: unos atentos al anuncio sencillo, otros atentos a una señal que guía un viaje. Los salmos hablan de esperar con paciencia y confianza; las cartas apostólicas invitan a estar alertas y sobrios. La Escritura relaciona la expectativa con vigilancia responsable, un equilibrio entre esperanza confiada y disposición práctica.

La vigilia bien vivida combina silencio, agradecimiento y preparación. Es tiempo de reconocer lo que se ha cumplido y de ajustar el corazón para recibir lo nuevo sin prisas ni posesiones. La expectación sana evita la nostalgia paralizante y la ansiedad frenética; nos hace presentes y agradecidos. Preparar el interior es tan importante como preparar la mesa.

• Revisión breve: Haz una lista corta de regalos, reconciliaciones o palabras que aún deseas ofrecer y elige una para concretar mañana.
• Preparación espiritual: Dedica 10–15 minutos en la noche a un tiempo de silencio, lectura breve de (Lucas 2:8-14) y una oración de apertura.
• Pequeño gesto de atención: Si tienes familia o personas cercanas, ofrece un acto simbólico de bienvenida (una vela encendida, una bendición al entrar, una breve palabra de gratitud).

Práctica para el día

• Lectura atenta: repasa (Lucas 2:8-14) y quédate en la imagen que más te interpela.
• Acto de entrega: escribe una motivación para realizar en este día de Navidad y colócala en un lugar visible.

Preguntas

1. ¿Qué espero con más anhelo en esta Navidad?
2. ¿Qué puedo ofrecer mañana como gesto de bienvenida?
3. ¿Qué haré con mis seres queridos en esta Navidad, para que sientan el amor de Jesús?