La Verdad De DiosMuestra

Productividad vs. Trajín
Nuestra cultura premia y celebra la ocupación. ¿Te has dado cuenta de cuántas veces, al preguntar cómo está alguien, recibes como respuesta: “¡Ocupado!”? Sin embargo, estar atareado no siempre es algo positivo. Puede afectar nuestro bienestar, disminuir nuestra productividad y agobiarnos con agendas interminables que nos dejan vacíos.
La Biblia no nos llama a vivir ocupados, sino a vivir de manera fructífera. ¿Sabes cuál es la diferencia entre estar ocupado y ser fructífero?
La clave está en la metáfora de la vid. Jesús nos dice en el pasaje de hoy: “Yo soy la vid, y ustedes son las ramas”. (Juan 15:1–9 NVI) Si las ramas permanecen unidas a la vid, naturalmente producen fruto. No necesitan esforzarse ni luchar para hacerlo; el fruto surge de manera natural como resultado de esa unión con la vid. Sin embargo, si la rama se separa, el crecimiento se detiene.
Jesús nos enseña que el fruto de nuestra vida es el resultado natural de permanecer en él. Si caminamos con Jesús, escuchamos su voz y seguimos su guía, el fruto brotará espontáneamente. No se trata de trabajar sin descanso para producir resultados, sino de enfocarnos en nuestra relación con él.
Seguir a Jesús no debería sentirse como una carga pesada o abrumadora. Él mismo nos asegura en Mateo 11:30 ((RVR1960): “Mi yugo es suave y mi carga es liviana”.
Caminar con Jesús no es como remar contra corriente, sino como fluir con las olas que él ha preparado para nosotros.
¿Sientes que tu vida es como un torbellino de ocupaciones? ¿Qué tan cerca estás de la vid verdadera?
El Salmo 1:3 (NVI) nos ofrece una hermosa imagen: “Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan”.
Cuando nuestra vida está arraigada en Jesús, florecemos en el momento indicado, sin desgastarnos. Hoy te animo a que no te conformes con solo estar ocupado. Busca permanecer unido a la vid y descubrirás el gozo de una vida verdaderamente fructífera.
Oración
Señor, en medio de la velocidad de este mundo que mide mi valor por lo que hago, recuérdame que mi identidad está en ti. Ayúdame a distinguir entre producir fruto en ti y correr por miedo o presión. Enséñame a trabajar desde el descanso, a actuar desde la obediencia, a hacer menos si eso significa estar más contigo. Que mi productividad sea guiada por tu Espíritu y no por la ansiedad. Que al final del día, lo más valioso que haya hecho sea haberte escuchado.
En el nombre de Jesús.
Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

No todo lo que parece sabio viene de Dios. En este plan, te invitamos a explorar la diferencia entre verdades celestiales y falsos sustitutos que suenan bonitos pero no transforman el corazón. ¿Es lo mismo compasión que lástima? ¿Perdonar que olvidar? ¿Esperanza que optimismo? Cada día serás desafiado a discernir lo verdadero en medio del ruido, para que puedas caminar con convicción, libertad y profundidad. Dios quiere guiarte hacia una vida enraizada en su palabra y no en apariencias. Atrévete a buscar su verdad, la única que realmente libera.
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