La Verdad De DiosMuestra

Perdonar vs. Olvidar
Hoy reflexionaremos sobre una de las enseñanzas más desafiantes de Jesús: el perdón. Jesús lo dejó claro, tanto con sus palabras como con su vida, que el perdón es esencial en su reino. Incluso en su momento más doloroso, mientras era crucificado, pidió a Dios que perdonara a quienes lo habían puesto allí, él dice: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lucas 23:34) Este ejemplo de perdón radical es el camino hacia la verdadera libertad interior, aunque no sea fácil recorrerlo.
En el pasaje de hoy, Pedro, pensando que estaba siendo generoso, preguntó a Jesús: “¿Debo perdonar hasta siete veces?”. A su parecer, siete era más que suficiente. Sin embargo, Jesús respondió: “No hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.
Esta respuesta rompió cualquier límite humano. Para Jesús, el perdón no consiste en contar cuántas veces perdonamos, sino en dejar de contar por completo.
El problema es que el mundo muchas veces nos ofrece una versión falsa del perdón. Frases como: “Déjalo pasar”, “olvídalo” o “ no es tan grave” parecen soluciones fáciles, pero en realidad solo ocultan el problema. Olvidar no es lo mismo que perdonar. Ignorar o esconder las heridas no las sana, sino que deja el resentimiento latente en el corazón. Por el contrario, el perdón auténtico, el que Jesús modela, tiene el poder de transformar vidas.
¡El verdadero perdón no es fácil ni superficial! Requiere enfrentar la ofensa, llamarla por su nombre y luego decidir cancelar la deuda. Esto no es debilidad, al contrario, es poder. Un poder que cambia tanto a quien perdona como a quien es perdonado. Pablo lo explica claramente en Colosenses 3:13 (NBLA): “Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”. Dios no ignoró nuestro pecado ni lo minimizó; lo enfrentó en la cruz y lo borró por completo. Ese es el perdón verdadero, el oro genuino.
Perdonar no significa que la otra persona esté libre de consecuencias. Tampoco significa un signo de debilidad, de hecho, Jesús no fue débil al perdonar; él fue victorioso. Del mismo modo, perdonar no implica permitir que alguien siga lastimándonos. Significa dejar que Dios se encargue de la justicia, liberándonos del peso de llevar rencores.
Haz una pausa y reflexiona: ¿Hay alguien en tu vida que te cueste perdonar? ¿Tal vez creías haberlo perdonado, pero en realidad solo intentaste olvidar?
Oración
Padre, tú conoces las heridas que guardo en lo profundo de mi alma. A veces, el dolor me impide soltar y el orgullo me impide perdonar. Pero hoy me rindo a ti. Te pido que me ayudes a perdonar con sinceridad, aunque la memoria permanezca. Enséñame que perdonar no significa negar lo que ocurrió, sino confiar en que tú eres el justo juez y sanador. Libérame del peso del rencor y hazme testigo de tu gracia en la vida de otros.
En el nombre de Jesús.
Amén.
Acerca de este Plan

No todo lo que parece sabio viene de Dios. En este plan, te invitamos a explorar la diferencia entre verdades celestiales y falsos sustitutos que suenan bonitos pero no transforman el corazón. ¿Es lo mismo compasión que lástima? ¿Perdonar que olvidar? ¿Esperanza que optimismo? Cada día serás desafiado a discernir lo verdadero en medio del ruido, para que puedas caminar con convicción, libertad y profundidad. Dios quiere guiarte hacia una vida enraizada en su palabra y no en apariencias. Atrévete a buscar su verdad, la única que realmente libera.
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