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La Verdad De Dios

DÍA 4 DE 7

Compasión vs. Lástima

Cuando Jesús se encontraba con personas que sufrían, no se limitaba a predicarles ni a darles instrucciones sobre cómo mejorar su vida. Tampoco las reprendía ni las miraba con lástima. El pasaje de hoy nos dice que Jesús “tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor”.

¿Alguna vez te has sentido agobiado o desamparado? Bueno, quiero recordarte que Jesús no te ignora, no te mira con lástima ni te dará una lección por sentirte así. Él tiene compasión por ti.

La palabra griega que se traduce como “compasión”, en este pasaje, describe una emoción profunda, un sentimiento que nace desde el centro del corazón. La compasión de Jesús no era un simple impulso momentáneo; era una fuerza que lo movía a actuar con amor y propósito. Jesús no solo veía las necesidades, él las atendía.

Esto contrasta profundamente con la lástima. La lástima observa desde la distancia y siente pena por la persona, pero no se involucra. La lástima dice: “Pobre de ti”, pero no hace nada para aliviar el sufrimiento. Es una imitación superficial, como el “oro de los tontos”: parece valiosa, pero está vacía. La lástima disminuye a quien la recibe, mientras que la compasión verdadera restaura dignidad y ofrece esperanza.

La compasión de Jesús lo llevó a tocar a los leprosos, a abrazar a los niños y a compartir la mesa con los pecadores. Su amor no solo atendía las necesidades físicas, sino que también elevaba a las personas y las acercaba al corazón de Dios.

Pablo nos invita a seguir el ejemplo de Colosenses 3:12: “Revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia”.

La verdadera compasión va más allá de un sentimiento; nos impulsa a actuar. Es alimentar al hambriento, consolar al que sufre y llevar esperanza al quebrantado. A diferencia de la lástima, que se agota cuando las cosas se complican, la compasión alimentada por el amor de Jesús jamás se acaba. Es una fuente inagotable que renueva y transforma.

La próxima vez que tu corazón se conmueva ante la necesidad de alguien, no te detengas en la emoción. Pídele a Dios que te dé sus ojos, su corazón y sus manos para responder. La compasión verdadera, que es auténtica y valiosa, no solo ayuda, sino que también eleva a los demás y los conduce hacia el Salvador.

Oración

Jesús, tú que te conmoviste por las multitudes y lloraste con los que lloraban, enséñame a mirar como tú miras. Haz que mi corazón no se llene de lástima estéril, sino de compasión viva que se traduce en acción. Que no pase de largo ante el dolor ajeno, ni me conforme con palabras vacías. Hazme instrumento de consuelo, reflejo de tu ternura, presencia de tu amor. Y cuando no sepa qué hacer, que simplemente esté allí, acompañando como tú lo haces conmigo.

En el nombre de Jesús.
Amén.

Acerca de este Plan

La Verdad De Dios

No todo lo que parece sabio viene de Dios. En este plan, te invitamos a explorar la diferencia entre verdades celestiales y falsos sustitutos que suenan bonitos pero no transforman el corazón. ¿Es lo mismo compasión que lástima? ¿Perdonar que olvidar? ¿Esperanza que optimismo? Cada día serás desafiado a discernir lo verdadero en medio del ruido, para que puedas caminar con convicción, libertad y profundidad. Dios quiere guiarte hacia una vida enraizada en su palabra y no en apariencias. Atrévete a buscar su verdad, la única que realmente libera.

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Nos gustaría agradecer a Glorify por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: glorify-app.com/es