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Un hijo perdido

Ayer vimos cómo Dios busca incluso a aquellos que se pierden estando en casa, y como se alegra por cada uno de los que son encontrados a pesar de que el mundo en el que vivimos los toma por poco, en manos de Dios cada uno tiene valor.

Hoy veremos la tercera y última de estas historias que nos muestran el corazón de Dios y su misericordia.

Jesús nos cuenta la historia de un padre que tenía dos hijos, el menor de ellos le pide a su padre que le de la parte de la herencia que le correspondía para poder gastarla como mejor le parecía. Vemos que muy pronto el hijo menor malgasta toda la herencia y comienza a vivir mucha escasez, hasta que por fin entra en razón y se da cuenta de que en la casa de su padre vivía mucho mejor que cuando él quería tomar las riendas de su vida. La historia termina con una escena hermosa, el hijo menor decide volver a casa de su padre esperando ser recibido como uno de sus siervos, pero nos encontramos con un desenlace inesperado, porque aunque la reacción lógica del padre hubiera sido reclamarle al hijo por sus acciones él va a su encuentro y lo abraza dándole finalmente la bienvenida de vuelta a casa.

Te invito a que reflexiones en el hecho de que no importa que tan lejos te encuentres de casa, el corazón de Dios jamás ha dejado de esperar tu regreso. El hijo menor vio su error pero le costó entender que su padre no estaba enojado no él sino que esperaba con ansias su retorno a casa. Seamos la generación que esté lista para recibir con calidez y no con juicio, porque "Dios no está interesado en tener solo siervos, sino hijos".

Oremos

Dios, gracias por estar presente en medio de mis dudas y oscuridad. Gracias, porque hoy entiendo que tu corazón siempre ha estado esperando el retorno de tus hijos a casa. Enséñame a tener ojos de misericordia para los que están lejos de ti, y ser la luz que guía a mis hermanos de vuelta a tu presencia. Amén.