Tentación bajo control (Seducción)Muestra

Si has caído en seducción, Dios no te rechaza: te restaura, perdona y fortalece para que vivas en libertad.

Pero "si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).

Es importante que sepas que en el proceso de restauración, el enemigo querrá venir a culparte con las etiquetas que te puso cuando pecaste:

• Eres una porquería que nunca va a cambiar.
• Fuiste infiel y tu familia te odia.
• Eres un adicto al sexo o a la pornografía, das asco.

Además, querrá dormirte o apaciguarte en el dolor que esas etiquetas producen, incapacitándote para reconstruir tu vida, tu familia, tus sueños, tu futuro. Viene a robarte, ¡no se lo permitas más!

«El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante» (Juan 10:10).

Así que, como ya fue desenmascarada su forma de actuar, tú no debes volver a caer en su juego. Identifica cada pecado que te hace caer una y otra vez y las mentiras que vienen cuando caes allí y entrégaselas a Dios. En el momento en que lo haces, ya no batallas solo ni en tus fuerzas.

«Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí» (2 Corintios 12:9).

¿No sabes qué orar o cómo hacerlo?

«El Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros» (Romanos 8:26-27).

Te invitamos a que terminemos estos 7 días leyendo en voz alta el siguiente versículo, como una forma de declarar tu restauración y victoria sobre la seducción y cualquier otro pecado con el que has luchado:

«Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con él. Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros. (...) Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 8:31-34, 38-39). ¡Amén!