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Corazón de siervo

DÍA 2 DE 3

Día 2: Servir como Jesús

El servicio no se trata de cuántas cosas hacemos ni de quién nos aplaude, sino del corazón con el que servimos. Humillarse y entregarse a Dios abre puertas para que Él actúe de formas que nunca podríamos imaginar. Cada acto de entrega fortalece nuestra relación con Él y nos transforma desde adentro.

Habrá momentos de tensión o de desenfoque: cuando no nos guste quién nos manda, las decisiones que se toman o lo que otros dicen. En esos momentos, la humildad y la entrega se vuelven aún más importantes. La clave está en recordar que no servimos a las personas, sino a Dios. Cada acto, incluso cuando es incómodo o desafiante, puede ser una oportunidad de honrarlo a Él y crecer en carácter.

Jesús nos enseñó que la verdadera grandeza está en la humildad y en poner a otros antes que uno mismo. No buscamos reconocimiento humano, sino escuchar un día: “Bien, buen siervo y fiel”. Cuando nuestro objetivo es agradar a Dios, incluso lo más pequeño cobra un valor eterno, y hasta los momentos difíciles se transforman en oportunidades de aprender y reflejar a Cristo.

Podemos ver esto reflejado en la historia de Marta y María: Marta estaba ocupada sirviendo y haciendo mucho, mientras María eligió sentarse a los pies de Jesús. No se trataba de hacer más o menos, sino de mirar a Jesús con atención y corazón. Su ejemplo nos recuerda que, en el servicio, lo esencial es el corazón con el que entregamos nuestro tiempo y nuestras manos, no la cantidad de trabajo que realizamos.

Mi camino en el servicio comenzó en lo pequeño: siendo ujier, ayudando con la ofrenda y participando en la célula y la escuela de vida. No era nada espectacular a los ojos de los demás, pero esos “sí” pequeños fueron lugares donde Dios empezó a mostrarme Su fidelidad. Descubrí que servir en lo cotidiano y en lo oculto me acercaba más a Él, y que cuando servimos desde el corazón, incluso en momentos difíciles o donde nadie nos ve, Él se encarga de todo lo demás.

Señor, enséñame a servir como Tú lo hiciste, con humildad, amor y atención a los demás. Ayúdame a poner mi corazón en cada acción, grande o pequeña, y a confiar en que mientras me entrego a Ti, Tú guías cada paso. Dame ojos para ver las necesidades de quienes me rodean y manos dispuestas para actuar, sin esperar reconocimiento, sino para honrarte en todo. Que mi servicio refleje Tu amor y transforme mi vida. Amén.

Acerca de este Plan

Corazón de siervo

El propósito de este devocional es animarte a descubrir la verdadera grandeza que hay en servir: vivir con un corazón rendido a Dios, dispuesto a amar en lo cotidiano y en lo secreto, reflejando en cada detalle el ejemplo de Jesús. Que puedas experimentar que el servicio no es una carga, sino un privilegio, un camino de intimidad con Dios y de transformación para tu vida.

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Nos gustaría agradecer a Denise Candela Alderete por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/denalderete?igsh=dXllcTFlOXZ5em5h&utm_source=qr