Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En el capítulo 20, Jesús sigue desafiando las expectativas de sus discípulos sobre cómo funciona su Reino. Lo hace a través de la parábola de los obreros de la viña, donde los que trabajaron solo una hora reciben el mismo pago que los que trabajaron todo el día. Esto nos enseña que el Reino no opera con la lógica de la meritocracia humana, sino con la gracia soberana y extravagante de Dios. Luego, cuando Santiago y Juan buscan los puestos de mayor honor, Jesús les enseña la verdad central de su Reino: la verdadera grandeza no se mide por el poder, sino por el servicio. El Rey mismo "no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos".

Equipamiento

Este capítulo nos equipa para abandonar la mentalidad de competencia y privilegio, y abrazar el camino del servicio como la máxima expresión de liderazgo en el Reino. El ejemplo de los dos ciegos nos enseña a clamar con fe persistente, reconociendo nuestra necesidad y la identidad de Jesús como el "Hijo de David" lleno de misericordia.

Al Corazón

Siendo honesto, ¿mi corazón anhela servir a otros con humildad, o secretamente deseo ser servido y reconocido?

Cuando oro, ¿lo hago con la fe persistente de los ciegos, creyendo que Jesús tiene misericordia, o me desanimo fácilmente ante los obstáculos?

Misión

Hoy, vive la misión del Reino a través del servicio. Busca una oportunidad concreta para servir a alguien sin esperar nada a cambio, reflejando el liderazgo de Jesús. Y que tu voz, como la de aquellos hombres, se una en una oración de dependencia: "Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí", reconociendo que toda tu capacidad para servir proviene de su gracia.