Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

Hechos 1 nos muestra lo que sucedió después de la resurrección de Jesús: un encuentro lleno de enseñanza y poder con sus discípulos. Allí, el Señor les dio una promesa y un mandato: recibirían el Espíritu Santo y, con Su poder, serían testigos en todo lugar. No se trataba de actuar en sus propias fuerzas, sino en la autoridad del Cristo resucitado. Y cuando Jesús ascendió al cielo, no fue un final, sino el inicio de la era de la Iglesia, llamada a llevar el mensaje de salvación hasta lo último de la tierra.

Equipamiento

Este pasaje nos equipa como discípulos para cultivar una virtud muy importante, como lo es la dependencia total de la presencia y poder del Espíritu Santo; así como los apóstoles no debían actuar en sus propias fuerzas, sino obrar en la capacitación de Dios. Esto nos forma para comprender que nuestra eficacia en la misión no depende de nuestras estrategias o talentos, sino de nuestra capacidad para esperar en Dios y depender totalmente en el poder de su Espíritu.

Al corazón

Al enfrentar mi misión diaria, ¿actúo desde mis propias fuerzas o dedico tiempo a esperar activamente en la oración, pidiendo la guía y el poder del Espíritu Santo?

¿Para mí el ser un testigo de Cristo es la esencia de mi identidad cristiana y es evidente en mi hogar y trabajo?

Misión

Hoy tenemos un desafío muy especial, seamos testigos de Cristo y compartamos las Buenas Noticias, que Cristo murió, resucitó y ascendió a la diestra del Padre, para perdonarnos de nuestros pecados, darnos vida eterna y un nuevo propósito de vida. Toma un tiempo de oración y en el poder del Espíritu Santo sé un testigo fiel de Cristo.