Aprendiendo a vivir: Una forma de ser, no solo de hacerMuestra

Vivir desde adentro

A veces vivimos demasiado afuera. Atentos a lo que otros opinan, a lo que sucede en redes, a lo que se espera de nosotros. Y sin darnos cuenta, empezamos a reaccionar más que a vivir. Nuestras decisiones y emociones se vuelven reflejo de lo externo… y no expresión de una vida interior firme.

Pero Jesús nos enseñó otra forma. Él vivía desde adentro. No se dejaba arrastrar por el ruido, ni por las presiones. Su fuerza no estaba en los aplausos ni en los rechazos. Su raíz era la comunión con el Padre. Desde ahí actuaba, hablaba, amaba.

Y hoy, también se nos invita a lo mismo: a no vivir desde lo que nos falta o desde lo que otros dictan, sino desde lo que somos cuando estamos a solas con Dios.

El mismo Jesús referia a esto cuando dijo: «Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.» (Jn. 15:4-5)

Este pasaje subraya que la verdadera vida, identidad y propósito fluyen desde la comunión interior y constante con Cristo, no desde factores externos ni desde la aprobación humana. Permanecer en Él es la fuente de toda fuerza, dirección y fruto. Por tanto, vivir desde adentro es entender que Dios habita en nosotros. Es aprender a acallar el mundo para escuchar la voz del Espíritu. Es saber que, aunque afuera haya tormenta… por dentro puede haber paz.

Proverbios nos lo recuerda con ternura y firmeza:

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23).

El corazón necesita más que protección… necesita cuidado, atención, presencia. Porque desde ahí fluye todo.

Hoy, haz una pausa. Mira hacia dentro. No para juzgarte, sino para reencontrarte. Porque cuando vives desde adentro… ni el ruido de afuera, ni las prisas del mundo, podrán sacudir tu esencia.

Próximo plan devocional: El hacer desde el ser

Ahora que hemos recordado que no somos lo que hacemos, sino lo que somos en lo profundo… daremos un nuevo paso. En el próximo capítulo, descubriremos cómo nuestras acciones pueden nacer desde una identidad sana, arraigada en el amor de Dios. No se trata de dejar de hacer, sino de hacer con propósito. Desde la gracia, no desde el esfuerzo. Desde la paz, no desde la ansiedad.

Quiero orar y que tú ores también: Señor amado, hoy me detengo ante ti. No con logros, ni con tareas… sino con el alma en silencio. Quiero aprender a ser antes que hacer. Ser alguien que te refleje desde lo profundo. Vivir sin máscaras. Vivir como hijo, como hija, abrazado por tu amor.

Gracias por no exigirme demostrar nada para amarme. Gracias por recordarme que mi valor está en tu mirada y no en mis logros.

Enséñame a soltar la carga del rendimiento. A descansar contigo, no solo en cuerpo, sino en el corazón. A cuidar mi interior como el tesoro que es. Que cada acción fluya desde tu Espíritu en mí.

Hazme recordar, cada día, que cuando vivo desde tu amor… todo lo demás encuentra su lugar. En el nombre de Jesús. Amén

Por Rafel Trenas y Equipo TopCristianos

En TopCristianos, esperamos que este plan devocional haya sido de bendición para tu vida. Queremos que sepas que alrededor del mundo hay un grupo de personas orando por ti y por tu crecimiento espiritual porque creemos que: ¡Eres una bendición!

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