Lo Que Nadie Podía SanarMuestra

Día 2: No pierdas la oportunidad.

A menudo vivimos llenos de tendencias, remedios y recomendaciones para todo. Hoy día, si alguien nos recomienda algo, allá vamos y seguimos la recomendación o nos esforzamos por conseguir aquello que creemos es la solución a nuestra situación. Pero es interesante cómo en ocasiones nos han hablado de Jesús y de su poder restaurador, y específicamente a eso, muchas personas hacen caso omiso. ¿Acaso has sido tú en algún momento?

La mujer que padecía flujo de sangre escuchó hablar de Jesús y no perdió la oportunidad de ir tras él en un recorrido no tan fácil, pues Jesús se encontraba en medio de una multitud. Pero ella entendió que él era el Salvador. Que la respuesta a su dolor sólo él la tenía, y que con sólo tocar el borde de su manto habría para ella salvación. Es interesante cómo en Marcos 5:28 la Palabra dice: seré salva. Y es que más allá del milagro físico que Dios podría hacer en ti, Dios anhela que para ti lo primordial sea la salvación, porque si no eres salvo, no tienes vida eterna.

Reto del día: Busca un lugar donde estés solo(a) e inclina tu corazón delante de Dios. Pídele que te guíe, háblale con confianza, como si fuese tu amigo, porque él lo es. Ten la certeza de que te escucha y que delante de él puedes ser transparente, porque él ya te conoce, desde antes que nacieras.