Bajo Sus Alas: Salmo 91Muestra

DÍA 3 – VIVIR BAJO SUS ALAS

“Si haces al Señor tu refugio y al Altísimo tu resguardo, ningún mal te conquistará; ninguna plaga se acercará a tu hogar. Pues él ordenará a sus ángeles que te protejan por donde vayas” (Salmo 91:9-11 NTV)

Quiero compartirte la historia de Martín, un hermano de nuestra iglesia que dejó una huella profunda en todos los que lo conocimos. Martín enfrentó muchas adversidades: divorcio, crisis económicas, enfermedades, la pérdida de sus piernas por diabetes y el abandono de sus hijos. A pesar de todo, nunca dejó de agradecer a Dios. Cada domingo, al frente de la iglesia, daba gracias por un día más, con una fe que inspiraba a todos.

Martín, a causa de la pérdida de sus dos piernas, no le era fácil llegar a la iglesia. A pesar de contar con un grupo de hermanos que lo visitaban con frecuencia, su deseo más grande era estar allí, presencialmente. Después de largos meses sin asistir, un domingo apareció en nuestra iglesia, para sorpresa de todos. Entró en su silla de ruedas, su piel estaba pálida y debilitada, pero en sus ojos seguía ardiendo un amor sincero por Jesús. Ese día nos marcó profundamente porque vimos a un hombre que visiblemente no tenía motivos para agradecer, y sin embargo, su pasión por Dios era lo que lo motivaba a seguir adelante. A los pocos días, Martín partió a la presencia de Dios. Su vida nos enseña que, aunque las circunstancias sean difíciles y las respuestas a nuestras oraciones no siempre sean las que esperamos, la fe y la gratitud en Dios son un refugio constante.

Este Salmo nos recuerda que Dios es nuestro lugar seguro, nuestra protección incluso cuando no entendemos lo que sucede a nuestro alrededor. La vida de Martín nos invita a confiar, a descansar en sus promesas y a reconocer que su cuidado es real y constante.

Oramos juntos:

Señor, gracias por tu fidelidad y por ser nuestro refugio en todo momento. Ayúdanos a confiar en ti cada día, a vivir con un corazón agradecido y a reflejar tu paz y protección a los que nos rodean. En el nombre de Jesús, amén.

Para terminar...

Que este día te recuerde que bajo las alas del Señor siempre hay refugio y paz, aunque las circunstancias sean difíciles. Su protección y su fidelidad nunca fallan. Que esta verdad transforme tu corazón, fortalezca tu fe y te impulse a vivir confiando plenamente en Él, cada día de tu vida.

Dios te bendiga.

José Conde Kowal-.