Bajo Sus Alas: Salmo 91Muestra

DÍA 1 – REFUGIO SEGURO

“Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso” (Salmo 91:1 NTV)

El Salmo 91 comienza con una invitación poderosa: vivir al amparo del Altísimo. No se trata solo de buscar ayuda en momentos de crisis, sino de hacer de Dios nuestro lugar de residencia permanente. La palabra “vivir” en este versículo tiene el sentido de permanecer, de habitar de manera constante. No es una visita ocasional, sino un estilo de vida que nos mantiene bajo la sombra de Aquel que es Todopoderoso.

Hace poco viví algo que me hizo entender este pasaje de una manera nueva. Fui a visitar a una hermana anciana de la iglesia, alguien que hacía muchos años no podía asistir a los cultos. No recordaba muchas cosas de su vida: su nombre, su edad, con quién vivía, ni siquiera algunos detalles de su historia. Pero cuando le leí el Salmo 91, Victoria cerró sus ojos y comenzó a recitarlo de memoria... palabra por palabra... hasta el final. Fue como si el texto hubiera cobrado vida en su alma y hubiera estado siempre guardado en su corazón, intacto. Cuando terminó, oramos juntos. No pude evitar emocionarme al ver cómo la Palabra de Dios había sido su refugio por tantos años, incluso en el silencio y la soledad.

Eso es habitar al amparo del Altísimo. No es algo que se prende y se apaga, es un lugar en el que uno permanece. La sombra de Dios es como ese techo invisible que nos cubre cuando el calor de la vida se vuelve insoportable. Aunque el mundo cambie, aunque la memoria falle, aunque las fuerzas se acaben, su Palabra sigue siendo el refugio de los que confiamos en Él.

Hoy podés tomar una decisión: dejar de visitar a Dios solo en emergencias y comenzar a habitar en Él. No es algo místico ni complicado; es elegir cada día buscarlo en oración, leer su Palabra y caminar consciente de que su sombra está sobre vos. Eso es descanso verdadero.

Oramos juntos:

Señor, quiero habitar en tu presencia todos los días de mi vida. Que tu Palabra sea mi refugio, como lo fue para esa hermana que la guardó en su corazón durante años. Ayudame a encontrar en vos mi lugar seguro, mi sombra de descanso. Enséñame a confiar más en tu cuidado que en mi propia fuerza, y que mi vida entera esté marcada por la paz de saber que estoy bajo tu cobertura. En el nombre de Jesús, amén.