La Prueba Del SilencioMuestra

Una de las decisiones más delicadas de la vida no es solamente con quién casarse, sino en quién confiar. La confianza es un tesoro, y no siempre es fácil darlo, especialmente cuando hemos experimentado traiciones o desilusiones. La escritura dice: "No hay nada más engañoso que el corazón; no tiene remedio. ¿Quién lo entiende?" (Jeremías 17:9 PDT). Muchas veces, lo que parecía seguro termina cambiando, y lo que pensábamos que sería un refugio de paz se convierte en un lugar de dolor.

¿Por qué cuesta tanto confiar?

Porque hemos visto cómo palabras nacidas del corazón terminaron siendo repetidas por labios ajenos. Porque hay quienes no entienden lo sagrado que es cuando alguien abre su alma. La escritura dice: "El chismoso revela secretos; el que es digno de confianza guarda el secreto" (Proverbios 11:13 PDT). Y cuando no se valora esa confianza, lo que queda es herida.

El Espíritu Santo nos enseña, incluso en el silencio, a discernir. Nos guía a observar más que a hablar, porque lo que una persona hace con lo que oye de ti revela la intención de su corazón. El verdadero carácter no se mide por sonrisas en público, sino por la fidelidad en lo privado. Así también Dios guarda sus misterios y los revela solamente a los que tienen un corazón leal: La escritura dice: "El Señor reserva su amistad personal para los que le tienen un temor reverente. Es a ellos a los que les enseña el significado de su pacto" (Salmos 25:14 PDT).

Por eso, no te culpes si hoy te cuesta confiar. La confianza no se entrega por necesidad o emoción, sino que se discierne con la guía del Señor. No todos tienen acceso al lugar íntimo de tu vida, ni todos tienen la madurez para cuidar lo que brota de un corazón sincero. La palabra de Dios nos recuerda: "Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida" (Proverbios 4:23 PDT).

"Mantengámonos firmes en nuestra esperanza porque Dios cumplirá lo que prometió. No dejemos nunca de hablarles a los demás de nuestra fe" (Hebreos 10:23 PDT).