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Día 2: Brillando con la luz de Cristo

Cada uno de nosotros tiene una posición con respecto a Dios, somos sus hijos o no, y si no lo somos estamos determinados a ser controlados por el pecado y satanás. Ya no nos sorprende ver homicidios, mentiras, abusos, entre otros casos, y eso se debe a la falta de amor y sentido de justicia que caracteriza al cristiano (1 Jn. 3:10). Así, tanto de manera interna como externa la adopción de Dios a cada uno de nosotros es manifestada, siendo herederos y dando testimonio a nuestro espíritu (Ro. 8:16-17).

La palabra central dirigida a cada uno de nosotros es ser luminares, la cual en este texto base tiene por etimología la palabra griega “Phoster”, usada para describir la luz del sol, la luna y las estrellas, las cuales son luminares en medio de la oscuridad de la noche, asimismo debemos ser luminares en medio de la oscuridad del reino de satanás. Aquí es donde debemos estar, en medio de la generación perversa y maligna, identificados como hijos de Dios y cumpliendo nuestra labor de ser luminares en medio de las tinieblas. Isaías 49:6 profetiza a la luz de las naciones, la luz del alba, la luz de la vida, la luz de la verdad, a la persona de Jesús, persona que alcanza los confines de la tierra y que establece su residencia en nosotros a través del Espíritu Santo para que ahora nosotros seamos esta luz que brille al mundo.

En el tiempo de Pablo, los judíos pensaban que eran la luminaria del mundo, pero sus obras no lo demostraban, solo blasfemaban el nombre de Dios siendo no luz, sino que solo un tipo diferente de oscuridad (Ro. 2:17-29). Pero al contrario de la autoproclamación judía, tenemos a la verdad de Cristo, el cual le dice a sus seguidores durante el sermón del monte en Mateo 5, ustedes son la luz del mundo (...) así brille su luz delante de los hombres para que sus obras sean buenas y glorifiquen al Padre (v. 14-16). Insisto, estamos exactamente donde debemos estar, en medio de la oscuridad, el mundo maligno y perverso, y él quiere que seamos protegidos y que seamos santificados con la verdad para brillar.

Proverbios 4:18 dice que el camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor. Somos la única esperanza para la oscuridad de la generación maligna y perversa. Ahora que sabemos donde estamos y quienes somos, debemos diferenciarnos como hijos de Dios en medio de los hijos del maligno, siendo luminares, brillando con la luz de Cristo y la gloria del evangelio en medio de la oscuridad.

Las preguntas que surgen ahora son, ¿cómo vivimos siendo luminares?, ¿qué debemos hacer?, ¿cómo reflejo la luz de Cristo?