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Día 3: El poder del amor

¡Hola, superpoderosas!

Hoy llegamos al final de este hermoso devocional que hemos recorrido juntas. Cerramos con broche de oro, porque vamos a hablar del poder que lo resume todo: el poder del amor.

El amor es el lenguaje que Dios mismo nos enseñó, porque es la mayor definición de nuestro Creador. La Biblia nos dice que Dios es amor, y nosotras, como sus hijas, si decimos que lo amamos, debemos reflejar ese mismo amor en todo lo que hacemos.

Jesús nos demostró la magnitud de ese amor a través de Su sacrificio. En la cruz, Él rompió toda barrera para que hoy nada nos pueda separar del amor de Dios. Esa misma medida de amor es el poder que nos ayudará a superar cualquier diferencia humana.

Hoy, más que nunca, el mundo nos empuja a la división. Las diferencias políticas, económicas o de pensamiento parecen más grandes que lo que nos une. Pero tú y yo, como hijas de Dios, estamos llamadas a vivir de forma sobrenatural, basadas en las enseñanzas de Jesús y en los fundamentos de Su Palabra.

El amor que debemos cuidar

Dios te ha entregado un corazón de nobleza, de paz y de bendición. Y ese es un tesoro que debemos cuidar. No permitas que el enojo, el resentimiento, el odio o la envidia echen raíces en tu interior, porque la falta de amor solo trae separación, dolor y tristeza. El odio te destruye a ti misma antes de lastimar a los demás. Perdonar es un regalo que nos hacemos a nosotras mismas.

El amor, en cambio, produce en nosotras: perdón, unidad, paciencia, esperanza, gratitud y paz. Aunque somos pecadoras, imperfectas y rebeldes, Dios nos amó con ternura. Él siempre está listo para limpiarnos de todo rencor, odio y venganza.

Activa tu poder del amor

El amor nos permite sentirnos completas, valiosas y dignas. En este mundo, hay muchas personas que se sienten vacías, despreciadas, olvidadas y señaladas. Tú puedes ser un reflejo del amor de Dios para ellas. Tu amor puede ser la respuesta que tanto necesitan. Dejémonos usar por Dios como Sus instrumentos, dando el amor que el mundo espera y que nosotras podemos entregar.

Hoy te invito a que hagas esta oración:

"Amado Dios, te entrego mi corazón. Transfórmame, límpiame, cámbiame y ayúdame. Saca toda raíz de odio, de resentimiento y de rencor que se haya sembrado en mí. Lléname de Tu amor y dame Tu paz. Ayúdame a ser un reflejo de Tu gracia para quienes me rodean. Cumple tu propósito en mí".

Recuerda siempre: el amor es un poder que sana, edifica y trae vida. ¡Que tu vida sea una demostración viva del amor de Dios!