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Día 1: El poder de la prudencia
¡Hola, superpoderosa!
Estoy muy feliz de que empecemos juntas este primer día. Hoy vamos a descubrir uno de los poderes más importantes que Dios nos ha dado: el poder de la prudencia.
En un mundo que nos pide reaccionar de inmediato, la prudencia es un poder del que poco se habla, pero que tanto necesitamos.
¿Qué es la prudencia?
La prudencia es la capacidad de pensar antes de actuar, de discernir entre lo que nos conviene y lo que no. Es la sabiduría de evaluar las consecuencias de nuestras decisiones, grandes o pequeñas. Es un poder que nos permite vivir con calma, sabiduría y enfocadas en nuestro propósito de vida.
La verdadera prudencia nace del temor de Dios. No es un miedo paralizante, sino un profundo respeto y reverencia a Su voluntad, la cual está revelada en Su Palabra.
El modelo perfecto de prudencia es Jesús. Si analizamos Su vida, vemos que Él nunca actuó impulsivamente. Siempre hablaba a tiempo, incluso cuando era atacado. Su dominio propio fue su mejor respuesta, y gracias a Él, podemos aprender a manejar nuestras emociones y acciones.
Ser una mujer prudente te ayudará a:
· Evitar problemas innecesarios.
· Edificar relaciones sanas y duraderas.
· Honrar a Dios en cada decisión que tomas.
La prudencia nos hace mejores líderes, mejores madres, mejores esposas y mejores siervas.
¿Cómo desarrollamos la prudencia?
El primer paso es entender que no somos autosuficientes. Una mujer prudente es humilde y tiene el corazón abierto a la enseñanza. Escucha el consejo, busca la sabiduría de otros y es capaz de ver las necesidades de los demás. La prudencia va más allá de pensar solo en nosotras mismas; nos ayuda a ver la situación completa y encontrar una solución que beneficie a todos.
Nuestra naturaleza humana nos impulsa a reaccionar rápido, a decir y hacer lo primero que se nos viene a la mente. Pero la prudencia es ese poder que nos impulsa a detenernos, a respirar profundo y a dejar que el Espíritu nos guíe, dándonos la verdadera respuesta en medio de cualquier conflicto.
Algunos piensan que ser prudente es simplemente callar, pero es mucho más que eso. Es desarrollar el dominio propio. Mientras tu lengua está en silencio, tu mente está trabajando, reflexionando y acudiendo al Espíritu Santo para saber cómo actuar de la mejor manera. Siempre debemos buscar la dirección de Dios, Él nos dará discernimiento en cada paso. No dejemos que la razón nos aparte de la dirección que Él nos da.
Hoy te animo a orar y pedirle a Dios que te llene de Su Espíritu para que la prudencia guíe cada área de tu vida:
· Con tu esposo: Para que tus palabras y acciones construyan, no destruyan. Recuerda que, como edificadoras de Cristo, nuestra labor comienza en casa.
· Con tus hijos: Para que les enseñes con sabiduría y paciencia. Ellos aprenderán más de lo que ven en ti que de lo que les dicen tus palabras.
· Con tu jefe y compañeros de trabajo: Para que seas un reflejo de la luz de Cristo en tu lugar de influencia.
· Con tus padres y familia: Para que tus relaciones sean de honra y bendición.
¡Que hoy, y cada día, el poder de la prudencia te ayude a tomar decisiones que glorifiquen y honren a Dios!
Acerca de este Plan

¿Sabes de dónde viene tu verdadero poder? Dios te invita a descubrir la fuerza sobrenatural que Él ha depositado en ti. En este plan de 3 días, exploraremos tres poderes que desafían lo que la sociedad enseña, pero que están firmemente arraigados en la Palabra: El poder de la prudencia, el poder del amor y el poder de la influencia.
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Nos gustaría agradecer a Iglesia Triunfante por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.laiglesiatriunfante.org